Es bien conocida la situación que atraviesa nuestro país a raíz de las elecciones presidenciales del día domingo. Los ojos del mundo se ciernen sobre Venezuela y el clamor de la Iglesia, del Cuerpo de Cristo, debe ser evitar el derramamiento de sangre y que se haga la voluntad de Dios.

Hoy martes debía ir a comprar unos víveres para la casa, pero sabía que hay que andar con mucho cuidado en las calles porque cualquier actitud sospechosa o simplemente estar en el lugar equivocado pueden traer consecuencias indeseadas.

Sin embargo, tenía que ir a los comercios a buscar algo de comida y eso hice, con la protección de Dios siempre. Para mí sorpresa, casi llegando al lugar hacia donde me dirigía, me encontré con una multitudinaria marcha en apoyo a Edmundo González y María Corina Machado. El rio de carros, motos y personas era realmente impresionante.

Tomé algunas fotos, grabé algunos videos y seguí tranquilito hacia mi destino, evitando problemas. La verdad es que estaban marchando con total tranquilidad, sonando pitos, matracas, tocando las cornetas de sus automóviles y/o motos, cantando consignas y sin causar ningún daño a la propiedad pública o privada, ni tampoco ofendiendo a nadie.

El ambiente era bastante tenso, mucha movilización en las calles, fuerzas del orden público vigilando en varios lugares y para colmo, cuando llegué al supermercado en el que acostumbramos comprar, ya lo habían cerrado, supongo que por "seguridad". Tuve que buscar otro lugar pero ya muchos estaban cerrando y, ¡ni siquiera era mediodía!

Los pocos lugares que permanecían abiertos tenían muchísima cola para entrar y aunque avanzaba rápido, lo menos que quería era estar metido en una cola y pasar mucho tiempo fuera de casa. Compre unas pocas cosas porque le dije a mí esposa que la idea no era hacer unas "compras nerviosas" pues, como me temía, los pocos lugares abiertos habían aumentado los precios de los víveres.

Todo aquel que se aprovecha de un momento como este para especular con su producto, principalmente si es comida, y vender a sobreprecio sin duda es parte del problema. La mal llamada "viveza criolla" ya no es tan "criolla" porque muchos chinos la han aprendido muy bien y no pocos venezolanos la siguen practicando con mucho "orgullo".

Al terminar mis mini compras, me dirigí a buscar un carrito por puesto y regresé felizmente a mí hogar, gracias a Dios. ¡Necesitamos redoblar la oración por nuestro país y confiar en el Dios Todopoderoso porque nunca nada se sale de su perfecto control! Quizá su labor no sea salir a marchar, pero ayuda muchísimo levantando un clamor para la justicia y la paz finalmente vengan hacer morada en nuestra maltrecha nación.