La tergiversación del sexo como negocio.
El porno, o pornografía en general es un negocio que ha estado orientado para los hombres, pues ha sido creada para los hombres. Y gran parte de la cultura de nosotros como género dominante es quizás originado por ello, porque desde muy jóvenes somos expuestos a imágenes en las que las mujeres son cosificadas como objeto de placer, y ciertamente pueden darnos muchísimo placer, pero va más allá del placer de la carne que el mercado y la industria de entretenimiento para adultos nos hace creer. Y no, no son objetos.
La globalización y el auge de internet ha permitido al mundo conectarse de una forma que jamás lo imaginaron nuestros antepasados, podemos gracias a la web saber lo que ocurre en rincones del globo que años atrás eran desconocidos para occidente. Los avances tecnológicos y científicos topes del momento, los logros deportivas que elevan a muchos a leyendas de su disciplina, la política y sus acciones que provocan los más resonantes reacciones del mundo entero...Y claro, el sexo. O en todo caso pornografía, que va tomando mayor auge y demanda mundial, ya que sin duda es una industria audaz que a pulso de parodias y manifestaciones de fantasías sexuales colectivas, da en el ''punto'' clave para muchos, inclusive las mujeres lo tienden a disfrutar más que con anterioridad, pero sigue siendo entretenimiento para hombres, y es peligroso que siga siendo así, bajo una forma tan dominante, porque refuerza conductas inapropiadas en hombres, que muchas veces trasladan estas conductas de macho dominio en la sociedad en momentos poco adecuados.
La pubertad, el momento en el que somos un caldo de hormonas que necesitan ser liberadas, y sucumbir ante los instintivos impulsos que nos gritan sin oírlas, pero si entendiendo el mensaje. Los hombres, o en ese momentos niños aún, creemos que el sexo es un regalo de la naturaleza para nosotros los hombres, y quizás en un pensamiento muy freudiano inconsciente, creer que las mujeres no tienen los mismos deseos por practicar el sexo, creemos que ellas tienen mayor control sobre sí mismas, y si ciertamente es cierto y se da en la mayoría de los casos, las mujeres también son victimas de sus hormonas y desean experimentar las relaciones sexuales, sólo que son más comedidas en la manifestación publica de sus deseos, ¿pero por qué? ¿por qué adoptar una actitud que incluso en ocasiones se muestra reacia ante el acto o lo involucrado a ello? Quizás gran parte de la culpa la tenemos nosotros los hombres, quienes desde muy jóvenes nos sentimos con propiedad ante el sexo, y ello debido al bombardeo incesante que recibimos en los medios, y gran parte además al porno.
Desde muy jóvenes tenemos acceso a la pornografía, y desde muy jóvenes vemos escenas que son meticulosamente preparadas para el disfrute del espectador, posiciones y gestos elaborados que denotan un glamour acolchado al 1er piso de la Pirámide Maslow. El primer vistazo quizás de un hombre ( niño) a los pechos de una mujer, a sus genitales y como se relacionan con los del hombre. Para el momento de asombro de un niño, cuesta entender que aquello que vemos en ese momento es alejado de la realidad, más allá del acto per se, y que todo es parte de un guión que cumplir al pie de la letra. Es un hecho evidente que la mayoría de los jóvenes del mundo reciben su primera experiencia sexual mediante el acercamiento a la industria del porno. Comienzan a explorar su cuerpo, el erotismo (bajo el concepto pornográfico) coreografiado, plástico y artificial del porno.
Si bien la pornografía no es el educador sobre el sexo, si es una fuente de información accesible, con carencias y algunos acierto al sexo real, para la mayoría de jóvenes que no han recibido una educación sexual pertinente por parte de padres poco preocupados, asumiendo que es algo que deben aprender con el paso del tiempo, o el temor y tabú que esa conversación puede representar por el temor de despertar una curiosidad que puede conllevar a una práctica a destiempo por parte de los jóvenes (En este sentido si involucramos a mujeres y hombres por igual). El porno, de fácil acceso, gratuito mediante internet, no juzga tu experiencia -O inexperiencia en todo caso- Brinda la información que el o la jóven desea de forma inmediata aunque muy posiblemente errada.
Existe una desviación hacia el concepto de lo que es el sexo debido al porno
En la pornografía el dominio de la situación es tomada por el hombre, y la generación del internet está siendo criada bajo esa figura, no se trata de que el porno sea bueno o malo, es lo que es, y vende mucho, pero el público adulto que lo consume sabe bien que es la manifestación comercial del acto sexual, pero qué de aquellos jóvenes que crecen asumiendo que la sexualidad es efectivamente de la forma en la que el porno se le muestra. De acuerdo a lo publicado por un estudio que inspiró este post, el 12% de todo el contenido en internet tiene contenido sexual, y el 35% de las descargas en internet contienen material sexual explícito. La edad media de los consumidores del porno ha ido descendiendo, lo que quiere decir que más jóvenes están viendo porno, y lo que allí ven es asumido como el desenvolvimiento normal del sexo, por consiguiente, los jóvenes no se preocupan en desarrollar su sexualidad sana. Y como agregado es preocupante cómo se naturalizan actos sexuales como patrones habituales; la forma sumisa en la que la mujer se entrega ante el hombre, o grupos de hombres en muchos casos, no es algo antinatural ya que puede formar parte de las prácticas y deseos de los individuos que en ellas deseen participar, pero si es algo atípico, y las conductas sado y violentas del hombre hacia la mujer no son comunes, o no es lo habitual, o mejor dicho, es sólo aceptable cuando ambas partes son consciente de ello, no por el resultado de un deseo unilateral del hombre en golpear o humillar a la mujer.
El peligro recae en la naturalización y aceptación de conductas que están muy alejadas de la realidad
No se trata de banalizar al porno, se trata de que el consumo debe ser responsable y consciente. Es una práctica común que entre los violadores tiendan a ser grandes consumidores y adictos al porno, si bien el porno no es la causa que origina el comportamiento de estos despreciables seres, sin duda es una ventana a fomentar esos deseos y desviaciones. La deformación del sexo por parte del porno puede generar inapropiadas conductas en los consumidores, entonces se trata de ¿qué hacer?
El sexo vende, y mucho
La sexualidad no es sólo en el porno, se puede evidenciar en distintas publicaciones que nada tienen que ver con el sexo, pero el sexo vende y mucho. Por ejemplo, se puede apreciar en comerciales como los de perfumes y lociones, y un sin fin más de productos, con publicidades que hacen apología al sexo, a la definición de los cuerpos de deseo, y que son la exigencia de una sociedad en la que ser poco atractivo es pecado. La cosificación del cuerpo de la mujer como medio de placer masculino, y que se les relega a las mujeres a ser ello, el vehículo para brindar satisfacción de lujuria masculina, y las mujeres deben desarrollar altruismo y encontrar la satisfacción en la del otro.
El cuerpo femenino es el medio más efectivo para vender, tanto a hombres como a mujeres
Existe una tendencia actual en la producción de porno hecha por mujeres, para mujeres. No está en un peldaño moral superior al porno tradicional, pero si muestra una vertiente a una industria y mostrarle que las mujeres también pueden ver porno hecho para ellas, y no hay nada de malo en ello. No es sólo material exclusivo para las mujeres, sino una manifestación femenina en áreas que eran relegadas y dominada por los hombres. Quizás el porno ‘’femenino’’ –Por llamarle de alguna forma- Sea la solución y sirva como educador sexual, pues se trata de otra forma de negocio, que quizás despierte una consciencia en los consumidores, pero no puede suplantar la educación sexual que puede – y debe- ser recibida en el hogar y las escuelas.
Las publicidades inclusive pueden llegar a ser jocosas
En cuanto a las publicidades y el uso del sexo como garante de ventas, creo que jamás cambiará, el deseo vende y el secretismo y parte del tabú del mismo le torna más atractivo, pero es necesario que la gente comprenda que se trata de estimular sus instintos más básicos para que lo relaciones con la compra de productos/servicios, y que gasten su dinero.
Este humilde escritor no desea una banalización hacia el sexo comercial, sino que se le aprenda a ver y consumir como lo que es, y no naturalizarlo como lo habitual, sobre todo a nuestros jóvenes que le adoptan como una realidad y la naturalización de prácticas que sólo se ven bien en las pantallas. Como resultado de una marcada carente educación sexual.
Basicamente es una definición cultural, en oportunidades las naciones le atribuyen un papel a la mujer simplemente basado en segundos lugares, mientras que otros efectivamente le dan el que merece. Actualmente sabemos que con la supuesta liberacion femenina estas estan diciendo abiertamente que tambien consumen pornografia
Muchas mujeres en la actualidad expresan abiertamente que consumen porno, muy bien como tú lo dices por parte de un movimiento de femenino, y además de que la industria ha entendido que puede expandir sus consumidores al mercado femenino, por ende se han visto algunos cambios en el modo de realizar pornografía actual. Saludos!