Una poeta hundida en la marea
Mis poesías cayeron en un pozo profundo de tristeza, donde mi deseo era verlo por última vez;
mis poesías les encantaba, le tocaba el corazón, sin nisiquiera decírmelo, sólo se le reflejaba en su perfecta sonrisa,
él me enseñó a escribir, mediante esa sensación de mariposas,
mis versos erizaban su mente, y lo contagiaba de alegría.
En un viejo papel, usé el estampado de sus besos, acompañado de una tinta un poco descolorida, empezando a escribir las razones por las que él me gustaba;
la única forma de llamar su atención era escribirle, cantarle o hacerlo reír con mis ocurrencias, él también me amaba,
no obstante, como lo hacía yo,
él pintaba mis palabras con amor.
Le podéis preguntar a las estrellas de mar, que no hubo un día en que no dejará de pensar, en cuando volvería a escribirle su último verso, o cuando lo dejaría de amar.
Escrito por; @andreissanchez