Desde mi Zulia #1. El Cepillao.

Dice una leyenda urbana que cuando Dios hizo a Maracaibo, el Señor dijo: “la ciudad se fundará, donde va aquel cepillaero”, la zulianidad no se percibe en su profundidad sin estos personajes que fueron los primeros en interpretar al maracucho y a su más ferviente enemigo “el calor”. Al frio producto con que atenúa esa inclemencia lo llamó cepillao no cepillado, en su afán de decir rápido lo que tiene que decir realizó esa contracción gramatical.

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Recuerdo en mi infancia los cepillaeros se trasladaban arrastrados por un burro, inclusive se hicieron varios chistes en torno a ello, después la modernidad traería la bicicleta para el transporte. Un carrito de cepillao es un colorido estante, con una tira de hielo, jarabes de diferentes sabores, leche condensada y un cepillo de hielo que aquí se los muestro, el cual déjenme confesarles no es nada fácil de manejar, se necesita experiencia y práctica.

_{Imagen creada usando Power Point.}

El caso es que este oficio se ha convertido en un icono de identidad regional y podemos encontrarlo en formas de artesanía, en cuadros de pintura la oleo, en franelas, murales como una especie de logo identificativo de la ciudad. Cada colegio privado o público de Maracaibo tiene su cepillaero a la salida, en los juegos de beisbol, la vereda del lago o simplemente tocando su corneta avisando que pasan por las calles de la ciudad.

_{Imagen creada usando Power Point.}

No solo se puede adquirir de manera ambulante, existen locales especializados en el producto que son tradicionales en la ciudad por la cantidad de años que tienen laborando y su exquisitez tradicional como los famosos "Cepillaos de Jesús Ríos”, o ahora la más reciente y moderna cadena Snob la cual ha incluido extravagancias en sabores mas sin perder la tradición gastronómica de los mismos. Hay poemas, canciones y gaitas que nos hablan de estos personajes, infaltable comerse un sabroso cepillao cuando el sol está en su punto.

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