Caracas, 22 de mayo, viernes, fecha en que formalmente doy inicio a la escritura libre sobre lo que ocurre en mi DiariaMente. @steemitblog nos hace la invitación y me parece excelente la iniciativa por lo tanto, agradezco la oportunidad.

Mi mente es tan activa como cualquier otra, desde que despierto hasta que me acuesto, esa máquina poderosa llamada cerebro no deja de trabajar. Desperté a las 5:15am, me alisté para salir a caminar y a partir de ese momento organicé parte del día.

<<Voy, hago ejercicio, tomo algunas fotografías, me escucharé mientras camino, agradeceré de nuevo la vida, también a las compañeras de camino y luego, regresaré a casa con energías recargadas.>>

Así transcurrieron las cuatro primeras horas. Llegué a casa a las diez para tomar un baño, comer, conversar con mi hija, mi nieta y mi esposo, atender algunos mensajes y programar otra parte del día.

Desayuné una deliciosa arepa con mantequilla, queso blanco y mi respectiva taza de café. Al mismo tiempo en que comía pensé en levantarme, colaborar con los arreglos de la casa y adelantar el almuerzo de hoy. Al levantarme de la mesa, así lo hice, logré el objetivo.

Ahora sí, fui a la computadora para escribir, leer, comentar y votar algunas publicaciones. Asimismo pensé en escribir este primer post para steemit y comenzar con el reto de los 100 días.

Es curioso amigos, no sé si lo han notado pero, todos los días hay un tema común que se ancla en una determinada población ¿Lo han notado?

El lenguaje común hoy entre mis amigas, vecinos y familiares ha sido la gran depresión, así como en la generación Interbellum (entre guerra).

La angustia en Venezuela es contagiosa, la tristeza se convierte en el nuevo virus, las nostalgias y desesperanzas envuelven la vida de los venezolanos luego del duro golpe de dejarnos sin conexión de televisión. Es fuerte sí, pero no quiero vivir deprimida, me niego completamente a ello. Estoy en las mismas condiciones de todo el mundo pero aún así, mantengo la energía y buenas vibras para contagiar a los míos y evitar que ellos también caigan, quisiera lo mismo para todo el mundo pero, también sé que no puedo. Nadie dijo que fuera fácil, pero tampoco difícil.

No estoy en las mismas condiciones de muchos, eso también lo sé pero siempre mantengo la misma filosofía, debemos aprender a mirar a los lados. Hay quienes están peores que nosotros y no se quejan, con ánimo y muy activos, buscan salidas y siguen adelante. En esas mismas condiciones estoy yo, buscando siempre alternativas que me permitan salir de las situaciones que puedan ser hostiles y perturbadoras sin que ello represente acostumbrarme.

Soy consciente de la situación y por ello siento el deseo de seguir adelante. Mi DiariaMente me dice que sí puedo y que soy un motor que impulsa a un equipo engranado, mi familia.

¡Gracias por leer, comentar y votar!

_{@belkisa758. Fotos de mi propiedad, tomadas desde mi teléfono Samsung J7 en Caracas-Venezuela}