Maneras de ver el mundo #2. El parentesco
En el artículo anterior vimos la diferencia de categorización de los colores entre lenguas a propósito de la situación de Idir, un niño proveniente del África septentrional a quien le diagnosticaron erróneamente un problema de visión cuando en realidad estaba designando los colores de la misma manera que lo hacía en su lengua natal, el bereber.
Pero, como apuntamos, esta no es la única situación desconcertante que puede encontrarse un extranjero por culpa de que no coincide la manera de ver el mundo en una lengua y en la otra. Igual que los nombres de los colores no siempre tienen una traducción equivalente, las palabras que se refieren a los miembros de la familia no siempre tienen términos equivalentes entre lenguas.
Imaginémonos el caso de Jaineba, una niña de origen senegalés, que tiene como primera lengua el wolof (es una lengua hablada sobre todo en el Senegal y en Gambia). Cuando Jaineba sale de la escuela cada día la espera el mismo hombre para llevarla a casa, su padre. Pero a mediados de curso un día la profesora ve que la espera otro hombre para recogerla. La profesora le pregunta a la niña quién es él, a lo que Jaineba responde que también es su padre.
¿Qué ocurre? ¿Es que Jaineba no sabe quién es su padre? ¿Les llama "papa" a ambos? ¿O es que no ha aprendido bien las palabras españolas de las relaciones familiares? Nada de eso. Lo que ocurre es que en su lengua materna, el wolof, los términos de parentesco tienen un sentido más amplio que en español.
La categorización del parentesco
En español los nombres que designan el parentesco tienen en cuenta el tipo de relación familiar, pero no es igual en todas las lenguas. Hay comunidades que, además, tienen en cuenta valores como la edad de la persona o el respeto hacia ella.
En wolof, "baay" significa 'padre', pero también designa cualquier pariente de género masculino que tenga la misma edad que el padre, así como todos los parientes de una misma rama masculina. Es decir, tíos paternos y primos descendientes de un tío abuelo.
Así, lo que Jaineba ha pensado en wolof lo ha pronunciado en español: quien lo ha venido a buscar ese día en la escuela es en realidad su tío, no su padre. Pero claro, ¿cómo ha aprendido ella a decir "tío" en su lengua? Pues con la misma palabra que se emplea para decir "padre".
Lo mismo ocurre con otros nombres de parentesco. En wolof, "yaay" significa 'madre', pero también sirve para designar a las hermanas y a las primas de la madre, además del resto de mujeres del padre. Y no sólo eso, porque "yaay" también designa las mujeres de la misma edad de la madre.
"Doom" en wolof significa 'hijo' o 'hija'. En términos generales, designa los hijos propios y, además, los hijos de un hermano mayor o de un hermano menor que sean del mismo sexo que uno mismo. Es decir, incluye tanto los sobrinos como los primos. Y también se utiliza para referirse a los hijos del hermano del cónyuge.
A veces, pero, es al revés: mientras que en español tenemos una única categoría para una realidad, en wolof tienen más de una. Es el caso de los hermanos: en español "hermano" lo es quien tiene en común otra persona del mismo padre y la misma madre (o solo uno de ellos), sin importar la edad. En cambio, en wolof no hay una palabra que se refiera a todos los hermanos o hermanas, sino que son dos palabras distintas: "mag" para referirse a los hermanos mayores y "rak" para los hermanos menores. ¡Cuidado! Porque son los que tienen en común el mismo padre, que a su modo de ver es el mismo padre, tío o primo. Todo un lío para el modo de ver de un español, ¿verdad?
Siendo así, no es de extrañar que surjan una gran cantidad de malentendidos en conversaciones sobre el padre, como en el caso de Jaineba.
Amigo, @berto me encantó tu post, super informativo e interesante; gracias por compartir:)
Feliz día, un saludo.
Saludos, este post muestra lo interesante que resulta la investigación asociada a los idiomas y las formas como las personas organizan sus pensamientos en función de ellos y también de su cultura. Al leerlo recordé un incidente ocurrido a un deportista venezolano quien pensó en español, habló en ingles (tal como lo pensó) y eso le costó su empleo.
Es un poco complicado entender las formalidades de otras culturas, pero solo es cuestión de ponerle un poquito de interés.