Nuestra Primera Cita

No es una cita cualquiera, es mucho más que un simple encuentro. Ella sabe que a partir de mañana su vida dará un giro de 180 grados.

Al menos eso siente en su corazón. Tiene la certeza que ya nada será igual.

Tiene una gran curiosidad por saber cómo será ese primer encuentro. Ya se han visto, bueno a través de una pantalla, pero igual cuenta.

Y de hablarse, pues a diario se comunican, siempre encuentran la manera de hacerse sentir.

Al fin llega la noche y Bárbara no logra conciliar el sueño, sabe que debe descansar, lo menos que quiere es dar una mala impresión, y es que ha esperado tanto por ese día.

Lo han planificado desde hace algunos meses, cuando se enteraron que esa era la única manera, así que han estado preparando todo para ese encuentro.

Ambas partes han estado emocionados, saben que falta muy poco para estar unidos, tienen la certeza que será amor a primera vista.

Son las 5:00 a.m. Bárbara no logro dormir mucho a pesar que en la noche se había tomado un té que le ayudara a conciliar el sueño.

Se levanta sin ayuda del despertador, se da una ducha y comienza a arreglarse, quiere lucir perfecta para su reunión.

5:45 a.m revisa que no le falte nada, sus documentos, bolso, todo está en orden, así que parte a su cita.

Está pautada para las 7:00 am pero prefiere salir temprano, no sea que el tráfico o algún imprevisto del camino le causen retraso.

Bárbara llega puntual, se anuncia en la recepción donde le confirman que todo está en orden. Debe esperar pues aún no llegan los organizadores del evento. No obstante la pasan al sitio donde se llevará a cabo.

Puntal llega Bernard, el responsable que este evento se lleve a feliz término, le da las últimas sugerencias a Bárbara, al mismo tiempo que la tranquiliza, haciéndole sentir que todo va a estar bien, el tiene mucha experiencia en el área así que en sus manos no hay nada que pueda salir mal.

Es allí donde Bárbara se da cuenta que no hay marcha atrás, que llego el primer día de su nueva vida, que a partir de hoy nada será lo mismo, que una vez que se conozcan e intercambien las miradas reconocerán al amor.

Pero no cualquier amor, sino EL AMOR, ese que es puro, que es verdadero, que no se necesita ver para saber que está, ese que se siente aun mucho antes de conocerse. Donde las palabras sobran y las miradas bastan.

Pasaron un poco más de dos horas entre que Bernard y Bárbara intercambiaron palabras, ese fue el tiempo justo que le basto para que le presentará a quien a partir de ese día se convertiría en su mundo.

Ya han pasado 15 años desde el día que Dios la bendijo con su llegada. No hay palabras que describan lo que ha sido la aventura de ser madre.

Han sido días buenos, otros no tantos, risas, lagrimas, disgustos.

Lo único cierto es que no hay momento del día en que Bárbara no le agradezca el que la haya elegido como madre, ambas aprenden día tras día la una de la otra.