14 de marzo, un año que nos cambió a todos
La vida es maravillosa pero en el camino deja situaciones difíciles que no sólo afectan al individuo, sino que también lo hace con el conjunto de una sociedad o incluso con la humanidad como es el caso que vivimos. Pero voy al punto en el que nuestras vidas a nivel personal comenzaron a cambiar, hace justo un año donde toda España fijaba sus ojos en la imagen que preside la publicación, el presidente del gobierno anunciaba que incluía al país en un proceso de limitación de nuestras libertades, decretaba un Estado de Alarma en todo el país y para todos los sectores económicos salvo los de primera necesidad, los ciudadanos teníamos limitados nuestros movimientos a compras para sobrevivir y debíamos permanecer en nuestros domicilios, se extendió por tres meses, la actividad del país se detuvo en seco porque se trataba de salvar vidas, de no colapsar el servicio sanitario y de frenar los contagios que a pesar de que se podría haber previsto nadie fue profesional como para trazar un plan tras lo visto meses antes en China y algo antes en Italia, era el comienzo de una nueva era donde los seres humanos dejaríamos los abrazos y el contacto físico para los convivientes, miedo a contagiar a los más queridos por un lado y miedo a que nos contagiasen por otro.
El ser vivo tiene una virtud principal, la adaptación y la evolución pese a las circunstancias, un virus diezmará nuestro mundo pero si una vacuna no lo detiene la propia inmunidad natural lo hará así sea con la siguiente generación y los nuevos seres vivos que nazcan adaptados ya a este cambio, pero ¿Qué será de las actuales generaciones?, la historia ya nos responde a esta pregunta, esta no es ni será la primera ni la última pandemia a la que nos hayamos sometido, sobrevivimos y nos adaptamos, la gripe es un estado de malestar potente pero no mortal para la mayor parte de los seres humanos y hace un siglo fue mortal para un tercio de la población mundial, la superamos sanitariamente e imagino que la situación económica fue parecida, ese es el siguiente punto a mi reflexión un año después.
Pasaron 12 meses donde sólo las empresas más fuertes han soportado las diferentes olas del virus que han ido determinando el nivel de libertad de las sociedades, salir a comprar ya no sólo es ponerte una mascarilla para reducir el impacto del contagio. además debes tener a tu alcance el poder adquisitivo para hacerlo, no es lo mismo comprar el alimento para sobrevivir que invertir en ti misma, no es lo mismo subsistir que colaborar a que la economía resurja pero ¿Quién puede tras un años de cierre de empresas y de una economía bloqueada tener ahorros para apoyar ese resurgir de la economía?, muy pocos grupos de la economía tienen este privilegio, en España el sector turístico está muerto y engloba muchos motores como transportes, restauración, hospedería que se extiende al sector de la venta urbanística, alquileres y sólo quienes han podido teletrabajar desde casa han podido mantener ingresos de forma normal, en resumen el país está en ruinas, el Estado reparte ayudas a quienes no pueden trabajar por motivos sanitarios ya sea por enfermedad o porque su sector económico no puede abrir, pero esto lleva un año ya, las arcas no son infinitas y puede llegarse a un colapso donde los que trabajan desde casa no puedan recibir su salario porque se hayan agotado los recursos en ayudas al resto de la población, asusta pensar en esa posibilidad pero si lo trasladamos a números asusta aún más, no lo voy a hacer porque esto son reflexiones propias y no estoy basando nada en datos concretos ya publicados en diferentes medios escritos y audiovisuales.
Pasear, tomar un helado o disfrutar del propio aire libre es de ser muy afortunada, los valores de la sociedad han cambiado, somos distintos en todos los sentidos pero aún queda mucho camino por recorrer, aún estamos vacunándonos, aún estamos perdiendo empleos, aún estamos cerrando negocios y sobreviviendo con lo justo, dicen que Dios achucha pero no aprieta y estamos en ese justo instante en el que hay que preguntarse si no nos está apretando demasiado, saldremos más fuertes, saldremos con el convencimiento de que nada nos podrá hundir si la salud ayuda pero para que llegue ese momento necesitamos de todos, de aquellos negacionistas que creen que es un invento lo que estamos viviendo, de aquellos que no creen que mueran personas por una gripe, de aquellos que no entienden que si no respetan las medidas impuestas habrá familias que jamás recuperarán sus empleos, empresarios que no podrán abrir y la economía tardará más en recuperarse, de esta salimos pero no sin ellos, ¿a qué esperáis?.