Familia unida.
Cuando hablo de familia unida me refiero a los que pasan tiempo juntos, se comunican, se aprecian, tienen la capacidad de afrontar situaciones adversas, y además tienen un conjunto de valores que guían su vida diaria.
Es importante que los miembros de la familia hablen de cómo se sienten sobre todos los aspectos de sus vidas, de las cosas que valoran y que incluyan a los niños y adolescentes en las conversaciones sobre los valores familiares porque ellos necesitan saber lo que opinan sus padres en cada tema. Este entendimiento les dará una brújula moral cuando salgan a conocer el mundo y tratar de tomar decisiones por su cuenta.
Cuando los padres proporcionan estabilidad y liderazgo en la familia a través de discusiones sobre honestidad, integridad, bondad, respeto y otros valores fundamentales, los niños tienen una imagen más clara de “quiénes son”. Al desarrollar estos valores comunes juntos, la familia comienza a construirse una base sólida.
Es necesario hablar abierta y honestamente unos con otros porque a medida que un niño progresa desde la niñez hasta la adolescencia, se enfrentará a la presión de los compañeros y se le pedirá que haga cosas con las que se siente incómodo. Los adolescentes son presionados para hacer frente a todo, desde la música hasta la forma de vestirse, el uso de sustancias y más. Este no es el momento para que se sientan inseguros de cuál debe ser la decisión correcta ni para preguntarse lo que sus padres podrían pensar o hacer. Ellos necesitan una fuerte ancla y un sistema de apoyo para atravesar estos momentos difíciles. Los padres tienen la responsabilidad de guiarlos durante estos años de crecimiento.
Los niños y adolescentes que crecen en familias unidas son más resistentes y capaces de hacer frente a los retos diarios que enfrentan. Sus familias les dan las herramientas para luchar contra la presión de los compañeros, el abuso de sustancias, el embarazo en la adolescencia y una multitud de otros comportamientos riesgosos.
Por otro lado, igualmente importante como hablar, es escuchar. La escucha muestra respeto; muestra que los sentimientos de los demás son valiosos e importantes. No hay preguntas inapropiadas y no hay opiniones que no sean respetadas.
Con el fin de aumentar la comunicación familiar, se debe hacer tiempo para las conversaciones familiares, apagando celulares y computadoras. Escuchando al que habla y haciendo contacto visual, usando las reglas básicas definidas para la conversación.
Se puede construir fuertes conexiones familiares a través de la comunicación, compartir, reírse a menudo y divertirse juntos.
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