Claudia y Josh no estaban preparados para encontrarse aquella noche lluviosa y con muy poca vialidad, eran las onces con dieciséis minutos aproximadamente cuando Josh decidió salir a toda velocidad en su moto, Claudia había tenido un mal día en el trabajo, estaba cansada de su puesto como mesera en ese bar tan desagradable, a pesar de que tenía ya más de un año graduada en contaduría debía aceptar la realidad, pues no tuvo más opción ya que se había ido lejos de casa porque su madre se había cansado de ella. Lo cierto es que tras la separación de sus padres tomo el habito de ingerir mucho alcohol, no hablaba de sus sentimientos con nadie y cada vez estaba peor, a pesar de tener su título como contadora no quería ya luchar por nada, había perdido los motivos y la emoción que una vez sintió.

Así que su madre la echó y ella tomó sus cosas y emprendió nuevos rumbos, al llegar a la ciudad no le quedo más opción que aceptar este trabajo. Pero esta noche se sentía diferente, el miedo invadió todo su cuerpo cuando un cliente del bar quería propasarse con ella, así que le pego la bandeja por la cabeza y salió corriendo sin mirar a los lados, una moto intentando esquivarla sufrió una fuerte caída. El grito que pego Claudia hizo que varios vecinos se pararan por la ventana a ver lo ocurrido, vieron la moto caída pero no salieron a ayudar a aquel muchacho que corría a toda velocidad para ahogar sus penas.

La muchacha de pelo castaño a pesar de estar asustada se acerca lentamente a mover al cuerpo, quería ver si se mantenía con vida a pesar de tan trágico golpe, Josh estaba desmayado, pero ella no sabía tomar bien el pulso, así que salió corriendo del miedo y entro al local donde tenía ya 6 meses alquilando, a pesar de que debe 4 meses la viejita aún le da la oportunidad de seguir ahí.

Claudia entro tan rápido a la residencia que la viejita curiosa que le tiene mucho cariño se despertó y subió con cuidado las escaleras para ver qué tenía la joven de 23 años, ésta le recordaba a la nieta que había perdido en el mar tras la huida repentina de su hijo para que los militares no lo reclutaran. Al llegar a la habitación le toca la puerta, entre sollozos Claudia le abre y le cuenta lo sucedido, la señora sorprendida le pide llegar al sitio para confirmar la muerte de este joven, Claudia se niega y pide que duerma.

La mañana siguiente:

Claudia va a el bar a buscar sus remuneraciones, se encuentra al muchacho que se había caído en la moto tratando de esquivarla, Jos le dice – ¡vaya vaya, eres tú la señorita que me dejo tirado en la calle!- Claudia de puso muy nerviosa y los cachetes enrojecidos, esta le responde- pensé que estabas muerto- el respondió- Gracias a una vecina no fue así, me auxilio y tuve que pagarle de cierta manera- Claudia no sabe porque esta respuesta le molesto, entre un rato de conversación ambos intercambiaron de número, Claudia le dijo que debía irse ya de ese horrible lugar y él se ofreció a llevarla, ella dijo con la cabeza que no y el respeto esa decisión.

_{Fotografia de mi propiedad}

Al llegar a la residencia Claudia estaba en la cama acostada pensando en que haría con su vida, creía que ya era suficiente eso de tomar tan malas decisiones, así que se propuso ir a la mañana siguiente a buscar un buen trabajo, esto no sería fácil, pero quiere intentar mejorar su vida, no quiere ya estar ahogada en las bebidas, el susto de ese hombre que quiso propasarse con ella por aceptarle unos tragos la hizo razonar, no quería ese tipo de personas para su vida.

Llego el día y emprendió su viaje al centro de la ciudad, no conseguía una respuestas positiva ante su búsqueda, en una tienda de electrodomésticos se encontró a aquel muchacho que casi la atropella aquella noche, a pesar de intercambiar números ninguno se había escrito, a Claudia le gusto la manera tan respetuosa de Josh, así que ésta vez sí le acepto el helado que este le ofreció.

_{Fotografia de mi propiedad}

se sentaron en una heladería cerca y él le conto casi toda su vida, le pidió disculpas por su velocidad de aquella noche y agradecía a Dios de que no ocurrió nada grave, Claudia sintió mucha confianza con Josh, parecía que tuvieran muchos años de amistad, la forma tan agradable de intercambiar pensamientos los unió esa tarde, las horas pasaban y ninguno de los dos veía el reloj, la heladería estaba a punto de cerrar y fue así que lograron pararse y marcharse de allí.

Josh le propuso llevarla a su residencia por lo tarde que era, le conto sobre la inseguridad que había últimamente y no quería que le pasara nada malo, Claudia acepto que la acompañara pero no quería irse en moto, prefería que caminaran, así que a Josh le toco dejar su moto en un puesto policial, nunca pensó aceptar esto pero quería seguir conociendo a Claudia, fue así entonces cuando juntos emprendieron el viaje aquella noche.

las estrellas parecían más grandes y la luna estaba en su máximo esplendor, se pararon a mirar el mar el cual estaba en calma como los corazones de estos dos jóvenes, hicieron varias paradas para sentir la brisa fría de la noche, eran completamente libres y solo querían caminar y disfrutar de su alrededor, confiaban plenamente en la protección de Dios, no tenían miedo y ambos pidieron que esa noche estrellada no acabara, hablaron y rieron sin parar, también aprovecharon de llorar por todo lo que tenían guardado, se agradecieron el uno con el otro por haberse escuchado, y a pesar de que el otro día cada quien seguiría su camino, ellos oraran para volverse a encontrar.

_{Fotografia de mi propiedad}

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