Algunos al llegar a esa fecha en la que conmemoramos el día en que nacimos deseamos celebrarlo, bien sea con amigos, la familia, no dejamos pasar por alto un año más de vida y eso no está mal. Imagino ese día donde un llanto me dió ese primer aliento, donde pude estar por primera vez con mis padres y el seno de mi madre fue mi primer alimento.

Sin hablar de historia o acontecimientos importantes en nuestras fecha de cumpleaños, sólo veremos lo especial de ese día para nosotros en este relato.

Como un viaje en el tiempo, puedo casi imaginar ese día a mis padres, correr de un lado a otro ante la llegada de su nuevo hijo, contentos y algo preocupados por el apuro, el pensar de que todo salga bien, sin un teléfono celular para avisar de nuestra llegada a la familia, las fotos tomadas desde la cámara vieja de rollos, sin poder ver en el instante las imágenes, quizás amarillentas por los años, la llegada del médico y comenzar los trabajos de parto con mi madre.

Luego, anunciar la noticia del nacimiento a los que estaban en mi espera, no había un selfie o estados de WhatsApp para dar a conocer a todos.

Pañales de tela, alegrías y humildad así pasaron las horas y me enviaron a casa; mis padres felices, la familia creciendo, un nuevo integrante en la familia y la parranda con los tíos y los compadres de mis padres en lo que se conoce como los "miaos" (celebración popular del padre por el nacimiento de un nuevo hijo) pasaron los años mi infancia alegre la adolescencia y la aventura de un travieso chiquillo de la isla más bella del mundo.

Luego el matrimonio la familia, el hogar lejos de mi tierra, la madurez y el avance de mi experiencia forjando en mí, un pensamiento reflexivo y sabio.

Agradecer por un año más de vida es lindo, es un logro, es mirar atrás y ver el camino recorrido, es la alegría y la tristeza, es la vejez que se acerca pero trae consigo la calma y sabiduría.

Yo me siento feliz hoy día, veo la vida desde otro punto de vista cada vez que cumplo año, me veo más sabio y eso no se ve en el espejo, noto que soy libre de elegir sonreír y amar sin temores, fijo mi rumbo y encauzo mi navegación hasta la aventura de diferentes horizontes, con la experiencia de aquel lobo de mar de barba blanca, quien maniobra su mejor ruta por los siete mares.

La preciada sabiduría no se puede comprar, viene con los años, siendo la mejor herramienta que nos da la vida para hacer frente.

Lo veo en las atenciones de mi abuelo, él aprendió a ser padre con sus hijos, pero perfeccionó la técnica con sus nietos, así es la vida y tal cuál espero hacerlo yo también, como lo hicieron ellos conmigo.

Bendiciones a todos en este día @electrodo.

Me despido dándole las gracias por aceptarme como uno de ustedes y esto es solo un abre boca de tantas cosas y anécdotas que les pudiera contar de mis días, hay quien dice que si me pusiera a contar mi vida pudiera escribir un libro que tengo más historias que condorito, jejeje….

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