La muchacha miraba absorta y con los ojos bien abiertos hacia la imagen de la virgen. Entonces comenzó a rezar: "Santísima Virgen de los Dolores, hoy vengo a pedirte humildemente varias cositas, si está en tus posibilidades. En realidad yo no soy persona de andar pidiendo favores, pero en este caso, como sé muy bien que tú no vas a salir de aquí a echar el cuento a los demás, pues entonces quiero que me ayudes a disminuir el dolor de muelas que cargo encima. Intercede por mí para que el dolor se me acabe, aunque sea de que alguien me ayude para comprar una cajita de ibuprofeno. Bueno, sí, ya sé lo que estás tratando de decirme. En verdad yo no debería andar comiendo casabe con sardina frita, porque son comidas duras; pero, dime, virgen santísima, ¿qué mas puedo yo comer con esta pelazón tan hereje? No tengo otra salida. Además, a cualquier tontería la aumentan de precio todos los días. Como si uno tuviera una mata de billetes en el patio.

"Santísima Virgen de la Soledad... Bueno, al fin y al cabo, se trata de la misma virgen María, la madre de Cristo, ayúdame también a que Perucho regrese a casa y que deje ya a la negra Tomasa, la que no sé qué cosa le habrá dado, porque el hombre se fue adonde ella hace ya un mes y hasta ahora no ha regresado a casa. En realidad no sé si es que esa negra tiene un dominio extraordinario del Kamasutra o no sé si es que se sabe al pelo todas las recetas de Sumito Estévez, porque en esta ocasión el tipo como que decidió quedarse. Pero el rollo grande, mi virgen bella, es que las lochas que me llegan no me alcanzan. El asunto no es que yo esté demasiado enamorada del Perucho, porque, a final de cuentas, el tipo es feo con bolas y muy poco se baña. La verdad verdadera es que los reales hacen falta, virgen santa.

Querida Virgen de la Expectación, ¿quién en este mundo no espera por algo mejor? Anda, intercede por mí para que Dios me dé paciencia, porque a lo que menos le tengo paciencia es a una puntada de muelas. Y ni pensar de lo que están cobrando los odontólogos. Y ni pensar de buscar ayuda en algún hospital de mala muerte".

En ese instante apareció Perucho y saludó a la joven:

-Hola, Meche. Perdona que me haya ausentado por algunos días, fue que tuve que repartir bastante chorizo en las afueras de la ciudad.

-Enhorabuena. Más vale tarde que nunca -comentó ella.

_{Invitación: @marianri, @almacaridad, @ruthjoe}