Catalina es una muchacha humilde, que hacía unos años había perdido sus padres, se casó con José un joven trabajador, pero fue reclutado para pelear en la guerra, así que estaba sola con sus niñas Carolina e Isabella.

Le informaron que José estaba desaparecido, como creían que había desertado ya no recibía ayuda del ejército. Así que tuvo que trabajar limpiando casas. Pero debía llevarse a las niñas. Esa situación la dejaba agotada.

En ocasiones se sentaba a descansar. Ese día su cuerpo se estremeció, sintió una gran necesidad de escapar y dejar abandonada a sus niñas para tomar un respiro era como que la preocupación, el miedo intensos u el cansancio la calcomian apoderándose de sus emociones.

Se sentía pérdida como en un laberinto sin salida. Sus manos, sudaban frío y su cuerpo tembloroso se disponía a levantarse para salir corriendo.

Pero de repente escuchó una voz suave que decía mamá, y entre risas venían las niñas, y Carolina emocionada decía:

Mami ya Isabella camina solita.

Ven hermanita abracemos a mami

Catalina abrazó fuertemente a sus niñas, como que hubiese regresado de un largo viaje donde estaba pérdida, y asi fue, porque por un instante la ansiedad, la desesperación y el miedo se apoderaron de sus sentidos, y estuvo a punto de cometer el peor error de su vida.