El día de hoy como muchos otros, francamente no sabía de que escribir, fue un día de trabajo pesado, y el cuerpo se siente muy cansado, a pesar de no haber hecho otra cosa, que invertir el fin de semana en leer, y es que, soportar el calor agobiante que abraza en éstos momentos mi querido México, termina por desgastar el ánimo.

¡Seguramente es una situación similar en tu país! Como también lo son los problemas socio-económicos, que invaden a la mayor parte de Latinoamérica, los lideres que deberían de preocuparse por los ciudadanos, sólo piensan dónde construir su próxima casa, y a que servicio privado contratar de guarda espaldas.

¿A que viene todo esto? Ayer por la noche la platica fue más que buena, pasé un buen momento con mis amigos de Venezuela, compartiendo experiencias y tristezas, que han puesto sobre nuestras espaldas los que llevan la batuta del poder. Actualmente tenemos situaciones similares, asaltos, secuestros, ejecuciones, intimidaciones, gente que por un lado los apoya o esta coludida con ellos, y gente inocente que tendrá que pagar los platos rotos lamentablemente.

Así se vive en nuestras naciones hermanas, México y Venezuela no somos tan diferentes, y a pesar de haber pasado casi toda la mañana pensando en éste tema, cuando miré a mi pequeña sobrina, una niña tierna e inocente de tan sólo 15 meses, fue como si mi mente se borrara, las preocupaciones desaparecen momentáneamente al ver sus gracias, y su dulce sonrisa que invade los oídos y penetra hasta los huesos, es una sensación tan hermosa, que sí, ¡Vale la pena sonreír! Aunque sea por un momento…