La mayoría de las veces, mis decisiones las tomo siguiendo mi corazón, realizando un análisis corto, enfocándome en lo que en realidad quiero y me haga sentir bien a corto o largo plazo, tanto para proyectos personales o en beneficios para la comunidad donde vivo, dejándome llevar por la intuición, siendo sincera, no todos me salen bien, pero en gran parte he tenido buenos aciertos.

Muchas veces para tomar las decisiones, necesitamos de la mente y el corazón, sabemos que la toma de decisiones implica enfrentar temores y dudas, tomando en cuenta que no decidir también es una forma de decisión. Al tomar decisiones grandes, debemos usar la mente lógica para identificar y definir la decisión, recabando información, evaluando alternativas, estudiando los beneficios y las desventajas que se pueden presentar. También debemos involucrar los sentimientos del corazón, que nos ayudarán a impulsar la decisión con emociones positivas.

Me gusta ser una persona práctica, cuando tengo una idea y empiezo a trabajar en ella, no me gustan las distracciones, cuando aparecen obstáculos, trato de resolver, hacen que el ambiente se torne interesante, continúo mi camino sin detenerme hasta alcanzar esa meta y ver los resultados lo más rápido posible, cuando lo termino, es como si me obsequiara una medalla de oro. En caso contrario que no pueda cumplir con ese objetivo, lo afronto y lo tomo como una experiencia sin perder el entusiasmo.

Cuando se planteen una meta y se sienten capaz de hacerla, sin importar lo que digan los demás, o los obstáculos que se te puedan presentar, se van sentir como una fuerza interna que te empuja y te dice si ese es el camino, no lo dudes, es la intuición y poco se equivoca, si tienes que cruzar de un abismo para otro y no hay forma de cruzar, ten por seguro que llegaran las herramientas, es posible que caiga un árbol y te pueda servir de puente.

Cuando tengas metas claras, ve tras ellas, no te detengas, disfruta el momento, cuando lleguen los altibajos, te puedes tomar una pausa para oxigenar tu cuerpo y mente, luego continuar con tus objetivos, recuerda que para llegar a la meta, es necesario asumir riesgos y cometer errores, no esperes la aprobación de los demás, no dependas de los elogios ni las críticas, debes estar orgulloso de lo que haces, recuerda que hacer algo y equivocarse, es más productivo que no hacer nada.