El Ogro de Baku - The Ogre of Baku . Origins of the TURKO. ESPAÑOL-ENGLISH
El joven jugador escruta el tablero con desasosiego; su posición ha colapsado. Le resulta difícil aceptar que la lucha ha terminado y trata de encontrar un recurso milagroso que le permita resurgir. No hay nada, ni una oportunidad, debería abandonar con dignidad mientras aún esté a tiempo. Lo sabe, duda, no se resigna. Le molesta que no sabe ni como ha perdido; su ajedrez adolece de la profundidad necesaria para batirse con el Ogro de Baku. Frente a tan colosal adversario su juego parece el de una gallina decapitada. Está aturdido, se siente vapuleado, le escuece el alma y no consigue rehacerse. Kasparov se acerca; está a sólo dos tableros de distancia. Es el momento de decidirse por una jugada; las normas de las sesiones de partidas simultáneas dictaminan que el jugador debe realizar su jugada en cuanto el simultaneador llega ante su tablero. Para el sparring es un momento de tensión, especialmente si no ha tenido tiempo de decidir la jugada que quiere hacer de entre varias candidatas. En esas circunstancias pueden pasar cosas extrañas. Esta vez sucedió que el joven jugó, no abandonó y jugó, y así perdió la oportunidad de salvar la dignidad y honrar al adversario. Sigue sentado en la sala aferrado a su silla. Es uno de los veintitrés afortunados que han sido seleccionados para jugar contra el campeón del mundo. Las partidas empezaron hace dos horas, y a medida que los aspirantes van siendo eliminados, la muchedumbre se va arremolinando en torno a los tableros de aquellos que aún sobreviven. El público, que en general no entiende de ajedrez, ve a los supervivientes como posibles Davides enfrentándose a Goliat; y tal vez esa idea es la que mantiene al joven miserablemente aferrado a la poltrona. Cuanto más rato permanezca allí sentado, más grande será a los ojos del público, aún a costa de su dignidad ajedrecística, de la cual nadie más que el Ogro y él mismo saben ya perdida.
The young player scrutinises the board with unease; his position has collapsed. He finds it hard to accept that the fight is over and tries to find a miraculous remedy that will allow him to resurface. There is nothing, not a chance, he should give up with dignity while he is still in time. He knows, but he doubts, he is not resigned. It bothers him that he doesn't even know how he has lost; his chess lacks the necessary depth to fight the Ogre of Baku. Faced with such a colossal adversary, his game looks like that of a decapitated chicken. He is stunned, he feels beaten, his soul is stinging and he is unable to recover. Kasparov approaches; he is only two boards away. It is time to decide on a move; the rules of the simultaneous game sessions dictate that the player must make his move as soon as the simultaneous player arrives at his board. This is a tense moment for the player, especially if he has not had time to decide which move he wants to make from among several candidates. In such circumstances strange things can happen. This time it happened that the young man played,he did not give up and he played, and thus lost the opportunity to save his dignity and honour the opponent. He is still sitting in the room clinging to his chair. He is one of the twenty-three lucky ones who have been selected to play against the world champion. The games began two hours ago, and as the challengers are eliminated, the crowd swirls around the boards of those who still survive. The public, who generally don't understand chess, see the survivors as possible Davids taking on Goliath; and perhaps it is this idea that keeps the young man miserably clinging to the chair. The longer he sits there, the greater he will be in the eyes of the public, even at the cost of his chess dignity, which no one but the Ogre and himself already know he has lost.
De pronto le sorprende una voz airada que rompe el sagrado silencio de la sesión. Es el mismísimo Ogro que gesticula y discute con un jugador primero, y con su manager, Silvio Danailov, después. Es algo muy inesperado, ¿qué puede haber hecho el pobre rival para ser objeto de la ira del campeón? La discusión ente Kasparov y su manager es en ruso y nada se entiende, pero cuando interviene el árbitro, el joven - que entiende inglés - acierta a oír que el jugador en cuestión ha pedido ‘pasar el turno’ por segunda vez y que, según Kasparov, eso no puede ser. El árbitro le recuerda al campeón que se había establecido un cupo de tres ‘pases’ por jugador – lo cual quiere decir que cada jugador tiene tres oportunidades de renunciar a jugar cuando el simultaneador llega a su tablero y ganar así un poco de tiempo para pensar más, hasta que tras completar una nueva vuelta al círculo el simultaneador vuelva a estar nuevamente frente a él. Kasparov se muestra muy alterado y amenaza con abandonar la sesión. Su manager vuelve a intervenir, se retiran a una sala adyacente un rato. El árbitro se une a ellos mientras que todos los presentes quedan estupefactos. Inmediatamente, todo el mundo se acerca a Luis Quiroz, que es el causante del conflicto. Se arma un gran barullo y el árbitro regresa a poner orden y a pedir silencio. Ha habido tiempo suficiente para enterarse de que el imprecado tiene una posición ganadora en su partida contra el Ogro, y que además la ha conseguido utilizando contra el campeón la defensa preferida de este. Eso, para el treceavo campeón del mundo, es un atrevimiento tan grande que podría considerarse casi un insulto. El árbitro anuncia que a partir de ese momento no habrá más oportunidad de pedir ‘pases’ y que las partidas se reanudarán enseguida. El campeón regresa con un paso enérgico, pero parece una fiera acorralada en un circo. No puede escapar, sería bochornoso, pero debe seguir allí y digerir una derrota imposible para el mejor jugador que haya existido jamás mientras una multitud silenciosa le observa.
En cuanto el campeón llega ante el tablero del joven este alarga la mano en señal de capitulación. No se atreve a mantener su impostura por más tiempo ante una fiera que muestra sus colmillos.
Suddenly he is startled by an angry voice that breaks the sacred silence of the session. It is the Ogre himself, gesticulating and arguing first with a player and then with his manager, Silvio Danailov. It is most unexpected - what could the poor opponent have done to be the object of the champion's wrath? The discussion between Kasparov and his manager is in Russian and nothing can be understood, but when the arbiter intervenes, the young man - who understands English - manages to hear that the player in question has asked to 'pass the turn' a second time and that, according to Kasparov, this cannot be. The arbiter reminds the champion that there is a quota of three 'passes' per player - meaning that each player has three chances to give up playing when the simultaneous player arrives at his board and thus gain a little time to think more, until after completing another round of the circle the simultaneous player is back in front of him again. Kasparov is very upset and threatens to leave the session. His manager steps in again, they retire to an adjacent room for a while. The arbiter joins them while everyone present is stunned. Immediately, everyone approaches Luis Quiroz, who is the cause of the conflict. A big commotion breaks out and the referee returns to bring order and ask for silence. There has been enough time to learn that the cursed challenger has a winning position in his game against the Ogre, and that he has achieved it by using the latter's preferred defence. That, for the thirteenth world champion, is such an audacity that it could almost be considered an insult. The referee announces that from this point on there will be no more opportunities to ask for 'passes' and that the games will resume immediately. The champion returns with a brisk step, but he looks like a beast cornered in a circus. He cannot escape, it would be embarrassing, but he must remain there and digest an impossible defeat for the greatest player who ever lived while a silent crowd watches him.
As soon as the champion arrives at the young man's chessboard, he holds out his hand in capitulation. He dares not maintain his imposture any longer in the face of a fierce beast baring its fangs.
Esta es la séptima crónica turca. Aquí dejo los enlaces a las anteriores:
This is the seventh Turkish chronicle. Here are the links to the previous ones:
https://steemit.com/hive-185836/@ibizaki/last-blood-espanol-english
https://steemit.com/hive-185836/@ibizaki/el-turco-de-babel-babel-s-turk
https://steemit.com/hive-185836/@ibizaki/turko-a-la-kill-bill
https://steemit.com/hive-185836/@ibizaki/el-turco-de-babel-babel-s-turk
That sounds very exciting, for a chess player to play against such Master like Kasparov. In my family my cousins and sister as well as nephew are all playing chess and taking part in competitions. Therefore, I know very well what means to have such situation and the moment of waiting for the next move. But to be in such situation and defeat somebody who is much more experienced is a sweet dream.
Nice writing, enjoyed it as usually :)
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Thanks for your support @stef1
As you all seem to play chess in your family you are wellcome to visit in Ibiza and stay at my place... IF YOU PLAY AT LEAST A GAME A DAY WITH ME. :-)) (Each!)
Me gustan tus crónicas turcas; excelente manejo de la tensión.
Gracias Jesús, es estimulante saber que hay quién las disfruta. Me alegro que te gusten.
#wox-bestpick of the day goes to @ibizaki
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Magnífica descripción de un momento que debió ser único. El perecto uso de los adjetivos hace que el relato adquiera tintes de intriga muy elevados.
Te mereces la nominación a #wox-bestpick.
Salut!
Gracias por tu amable comentario y por la nominación.
Salut de sa bona!
Si, si. Se lo merece! 🏆