Crónica mochilera #1 - ¿Por qué amo Los Andes? (Niquitao)
Ni prestao’, ni robao’… ¡Niquitao! Qué nombre, ¿no les parece extraño?
En fin, voy a compartir con ustedes uno de los mejores viajes de mi vida, espero poder trasmitir todo lo que sentí e incentivarlos a visitar este hermoso lugar, que definitivamente, es otro planeta.
(la del trapo cuchi en la cabeza es una amiga gochita, la del medio es la dueña de las zanahorias y la de azul es la más bella de Steemit)
Antes que nada, entérense de que no soy una persona con mucho dinero, pero doy amor del bueno y como “amor con amor se paga”, logré viajar a Los Andes venezolanos. Y no, no me robaron, ni me violaron, ni me secuestraron. Venezuela no es solo cosas malas como quieren hacer ver muchos; el problema es que no visitan pueblitos y no quieren salir de la capital.
¿Cómo viajé? ¡Patrocinada!… Y no, no di cuchara, ni tenedor, ni el chiquito. Apareció una gochita en Caracas un día (la belleza de la foto) , me escuchó cantando, hablamos toda la tarde, y le parecí un ser de luz. No se rían, es enserio. Y bueno, me invitó a la casa de sus Padres, que está ubicada en Escorá, en el estado Trujillo.
(Y no, no es lesbiana. Y si lo fuera… pues, yo no estoy tan ricota).
Como les dije, no tenía dinero (ni para el pasaje), pero entre tigre y tigre, y caridades de amigos y familiares, junté para el boleto de Ida, confiando en la buena de Dios. Luego ella me dijo, que no me preocupara por el pasaje de regreso, que allá resolvíamos, y que por la comida tampoco me preocupara…
(Me dio pena, pero como con eso no se llega a ningún lado, acepté y me fui).
Y después de 12horas…
En medio de montañas inmensas del estado Trujillo en Venezuela, un pequeño pueblo mágico brilla con luz propia: Niquitao.
En este lugar, hablan con un acento diferente, especial, cantaito. Y no les miento cuando digo que hace un frío que me muero, pero con la subida de montañas me calentaba rapidito.
Allí conocí personas talentosas y hermosísimas, entre ellas, un Hippie peruano llamado Jorge, de 78 años, con más energía que los guarimberos caraqueños; había recorrido media latinoamérica y casi toda Venezuela. Nos acompañó hasta Las Pailas.
No, no son las pailas del infierno, son las pailas del cielo en el suelo venezolano. Se trata de una serie de cascadas y pozos de agua fresca, a las que se llega en una caminata de una media hora desde el pueblo.
El río se estrecha y produce unos hermosos saltos de agua que invitan al baño.
...Y a pesar de que me estaba congelando, no sé nadar NADA y me habían echado cuentos de que se habían ahogado muchos turistas, no aguanté.
Y sí, fui la única que se bañó: el frío era terrible y al parecer había riesgo de hipotermia. (Mi risa congelada)
De regreso al pueblo, pasamos por la famosa Casa de Pitter, un hippie alemán que vivió en cuevas 4 años, para luego hacer su casa en la montaña, el mismo. (Un crack)
La casa que logró construir después de vivir en la cueva. Increíble, ¿verdad?
Nos tardamos mucho y me tuve que robar estas moras del jardín en la casa de Pitter.
Y yo de nuevo, payaseando. ¡ES QUE NUNCA HABÍA TOCADO LANA, ENTIENDAN!
¡Era tan suave!
Mi alegría y tranquilidad en ese lugar era indescriptible...
A veces quisiera hacer como Pitter y vivir en una casa en la montaña, y sí, sé que sueno a ermitaña; pero esa paz, sino la vives, no la entiendes. La naturaleza es liberadora.
Niquitao es un paraíso escondido, me alegró el espíritu haber podido conocerlo.
Que lindo viaje que tuviste. El dinero ayuda, pero no garantiza la felicidad. Me alegro que haya salido tan bien. Saludos!
Gracias, así es. Saludos y gracias por comentar!
El clima es espectacular en Niquitao