Esta es una linda publicación

Anoche hablé con Speedy, mi animal guía. Como sabrán quienes leyeron este articulo, es un morrocoy.

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Escuchaba música setentera, cosas como Hendrix, Zappa y Gratefull Dead mientras cataba un vaso de licor especial donde maceré unas cuantas setas sagradas y capullitos que encontré en un zapato viejo.

Disfrutaba de la música en un ambiente de total relajación, pronto empecé a sentir sus sonidos, masticaba sus notas mientras el sillón reptaba por la habitación como un enorme caracol al que yo dirigía como fogoso corcel al mero toque de mis talones y sugerencias de mi pensamiento; era uno con el universo y estaba en paz entre sus interminables extensiones.

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Sólo con el poder de la magia estelar en segundos pasé de mi habitación al espacio infinito, haciendo escalas por mundos cada vez más extraños, pisé grandes planetas nebulosos donde caí de un lado a otro atravesando sus eternas tormentas, conocí a los grandes alados que viven en ellos y estreché sus patas multicolores que jamás posan sobre piso alguno, navegué luego entre sirenas de pechos esplendidos cuyos cantos producen dolorosas erecciones (lo sé por experiencia); siempre a bordo de mi fiel sillón.

De pronto, llegué a un enorme prado, la suave y perfumada brisa acariciaba la hierba tierna y los grandes frutales me arrullaron con sus hojas hasta que se hizo el silencio. Speedy apareció, se acercó con su majestuoso andar y me miró con sus profundos y sabios ojos. Yo, con respeto reverencial esperaba sus palabras hasta que contó historias de inefable belleza que aún no me permite repetir y luego me dijo en su profunda voz:

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Podrás, con el tiempo, contar las historias del eterno universo, narrar las epopeyas de los Dioses con su métrica divina y entretener con canciones a profetas de otros planetas si sigues mis consejos. Debes mantener la armonía en tus escritos, pues tu egoísmo mancha tu aura y difumina tu amor. Hasta allí mi consejo, acátalo, respétalo, y por favor (noté que eso lo dijo por educación, Speedy puede obligarme pero esta vez decidió ser amable) tráeme de tributo un pez del mar abierto que nade en las frías y oscuras profundidades púes se me antoja un sushi.

Sin más, desapareció y fui trasladado de nuevo a mi habitación. No olvidé su consejo y apenas desperté me dispuse a cumplir su consejo.Y acá estoy escribiendo la historia.

Ahora, releyendo noto que no se siente tan alegre como me sentí al experimentarla, así que para compensar usé fotos coloridas y les sugiero escuchar “Shiny Happy People” de REM mientras lo leen, eso debería bastar. 

Por cierto, ¿Saben si el sushi se puede preparar con sardinas?