TE AMO, Penélope.

“¿Qué hiciste anoche?” Preguntó Cecil.

-Estuve en casa. Medité en lo que se había convertido mi vida. Llegue a ser consciente del tiempo que desperdicié por no haber estado consciente de nada, sintiendo como el engaño en el que creí que viven los demás se convirtió en mi propio engaño.

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Anoche me tome el tiempo de conversar con ella, diciéndole cuanto extrañaba ser quien en realidad soy. Tal vez fui un poco atrevida al preguntarle el motivo de mi “realidad”, ¿acaso no debía saberlo yo? Pero no era tan sencillo, aquella “realidad” que el sistema me hizo creer que era la verdadera, había cegado mi mente.

Mirándola fijamente mientras la cuestionaba, me respondió: “Has construido tu propio engaño, en base a lo que quisieras que fuera la realidad porque según tu era más fácil, y si, tal vez lo era, pero a la vez mucho más dañina. Has sido débil por evitar tantas situaciones que debiste enfrentar en su momento y que ahora no serian motivo de angustia para ti. ¡Qué tonta has sido, Penélope! ¿Cómo fue posible que creyeras ser fuerte por aguantar más bien que por hacerle frente? aunque en aquel tiempo lo vieras como algo insuperable, seguro no era tan grande como tu ojo lo veía. Y era por eso… No puedes ver los momentos con los ojos, aquellos que engañan porque distorsionan, eso se percibe con la mente, con tu corazón, con todo tu ser. Puedes tener nervios, es normal… Incluso un poco a veces es bueno, si sabes usarlo te impulsa, pero el miedo ¡arráncalo! No te ayuda, te paraliza. ¿Cómo lo lograrás? Piensa más en el pasado, pero no para lamentarte, o hacerte la víctima (eso nunca te ha gustado además) hazlo para marcar un fuerte contraste con tu presente, y saca conclusiones sobre tu futuro. Ahora, al pensar en eso ¿te sientes plena? ¿No? Entonces no son las cosas como deberían estar siendo. Ahí tienes tu impulso, ¡agárralo fuerte, no te sueltes! Tienes el tiempo de tu lado ¿Qué mejor ayuda? Entonces estas lista… Haz que suceda”

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¡Cuánta sabiduría la de la luna! Fue tan directa, y tan sincera que me hizo reconocer que he estado equivocada. Tenía razón, era el momento de poner sobre la mesa mis deseos, mis pensamientos, mis esperanzas, mi amor propio.
“TE AMO, PENELOPE” grité a la noche, encima del tejado, en donde lo escuchara hasta la luna, aquella certera y a la vez amable consejera, quien me había hecho ser consciente de nuevo, aunque con un poco de rudeza, o tal vez de verdad (suelen confundirse) no dejo de apreciarlo, era lo que necesitaba. Y mi yo más profundo también lo escuchó, ¡al fin lo hizo! es lo que interesaba ¿Tu lo escuchaste, Cecil?

Ahora que es así, ahora que lo sé, he establecido parámetros los cuales por nada del mundo puedo pasar por alto, es lo que había estado haciendo y trajo desastrosos resultados. He estado pasando por encima de mi misma ¿No iban a hacerlo los demás?

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Decidida, tome lápiz y papel, y realicé una larga lista de cosas que debo hacer a partir de hoy...

1.- Demostrar a diario amor por mí
2.- No permitir que el miedo me paralice
3.- No resignarme

Y 22 puntos más que no considero relevante contarte cuales son, todos lo verán.

Además cuento con ella, mi amada luna que siempre ha estado allí en momentos significativos… Cuando perdí aquel familiar ella me escuchó y me consoló. Cuando me senté esa noche contigo, ¿recuerdas, Cecil? en la calle y solo la veíamos a ella, no hacía falta haber bebido nada, su hermosura, su forma, su luz, nos tenía experimentando otro mundo, en donde solo éramos las dos, como siempre hemos sido a lo largo de los años, amada amiga ¡Como nos reímos aquella noche! Cuando he tenido que estar sola con mis pensamientos, ella me da claridad y viendo su inmensidad me doy cuenta de lo pequeño que el mundo es, de lo pequeño que son los problemas… Así como dicen, me he estado ahogando en un vaso de agua, y entonces puedo ver cómo resolver los asuntos… Anoche fue una de esas noches. Aunque parecida, muy diferente esta vez porque representa un gran cambio.

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Sé que cuento contigo- Pensé para darle respuesta a la pregunta de Cecil

Al ver que me demoraba, volvió a preguntar: “Y entonces, Penélope ¿Hiciste algo divertido anoche?” A lo que yo terminé respondiendo: “Sí, tomaron mi mano y fuimos a pasear”

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Lindo día, tarde, o noche, Yoko.