The View From My Window Photography Challenge by @jvb71
Nuevamente quiero distraerme con otro reto de steemitblog's post en el que hoy explicaré que veo desde las ventanas de mi confinamiento.
Debo confiarles que soy un afortunado a pesar de las limitaciones en metros cuadrados de interior en casa, pero las vistas de que dispongo son realmente privilegiadas para quien no puede salir más que para comprar productos básicos o medicamentos, el mar es fuente de mi vida y por suerte lo tengo frente a mi ventana a diario, evidentemente no tengo el privilegio de vivir a escasos metros del mar pero la vista bien vale para recordar su olor, el sonido de las olas romper en la orilla y el silencio tan placentero que desprende en invierno.
Y es que nací junto al mar y es lo único que puede hacer que mi encierro sea menos complicado y llevadero, pero es un arma de doble filo ya que a mi el mar me llama como si estuvieran todas las sirenas en la orilla cantando hacia mi ventana y eso a veces te hace recordar lo mucho que lo echas de menos.
Pero la vida fuera no existe y es real, más allá del balcón la urbanización es un patio de colegio sin niños, yo debo salir un par de ves al día para pasear a mis perros durante 5 minutos y la realidad es más dura de lo que observamos a través de las ventanas, no hay vida en la calle y apenas se escucha el motor de un vehículo, no se que ocurrirá cuando todo comience a retomar la normalidad pero espero sea de forma escalonada y con total seguridad para aquellos con riesgos mayores para su salud.
Hoy salí a comprar frutas y algo de pan para esos desayunos tan importantes y vi una ciudad devastada por el miedo a un contagio, todo eso pasará factura y es importante que el confinamiento que vivimos tras estas ventanas durante la vuelta a la normalidad sea la de la vuelta a la confianza por lo que podamos ver a través de ellas, no olviden que el ser humano se deja llevar más por lo que ve que por lo que siente y en ese juego la administración será fundamental en la confianza que transmita, hoy simplemente miro al mar que se ve limpio y tranquilo con la esperanza que en un par de meses podré acudir a su llamada de libertad para sumergirme en el y que me sirva de cura y limpie mi cuerpo de malos recuerdos.