Un dia diferente/Mi encuentro con mi infancia y la naturaleza/por@karel2021

Esta mañana me levante y como de costumbre tome mi primera taza de café, le pedí la bendición a mi madre y me comento algo que me dejo perpleja: unos tipos dueños de lo ajeno maniataron a mis tías y amenazaron a mis primos con hacerles daño, se llevaron casi todo, celulares, ropa, calzados, un cilindro de gas y hasta un reproductor. Es la segunda vez que roban a mis tías, era día de pago en la empresa y me dedique realizar las labores cotidianas hacer nomina a pasar los recibos de pago a los trabajadores desde mi laptop y otras ocupaciones más..

Me desocupe a las 12 pm, almorcé y para colmo de males la camioneta sin una gota de combustible, y pensar en la idea de caminar no me hacía mucha gracia, eran 4 kilómetros que teníamos que recorrer, preocupada y con prisa fuimos mi mama, mi hijo y yo a la casa de nuestros abuelos maternos (que en paz descansen). En el camino las horas, minutos y segundos parecían interminables y estaba ansiosa por llegar a la casa donde crecí, me llene de emoción al ver la carretera que tantas veces camine, los bosques y el canto de los pájaros, por fin llegamos y las tías, primos y otras personas allegadas a la familia nos comentaron lo sucedido, me tranquilice al ver que no habían sufrido daños físicos, lo material se recupera. .

Me senté un rato con mi mama y mi hijo bajo la sombra de un hermoso cotoperi que mi abuela hace años sembró en la entrada de la casa, divise impresionada el resto de la casa y mis ojos se maravillaron al ver tantos bonitos árboles y plantas. De niña solían haber más, a mis abuelos les gustaba la siembra tanto que tenían un pequeño sembradío donde cultivaban maíz, yuca y otros rubros, cada planta me inspiraba y me traía recuerdo de una alegre infancia donde jugaba con mis primos montada en los árboles que hoy en día algunos siguen de pie.

Mientras avanzaba la tarde me deje llevar por el sabor de otro exquisito café que preparo mi tía, fui tomando fotografías de cada planta, de cada vestigio de naturaleza que tenía alrededor. Es impresionante que a pesar que haya pasado el tiempo sigue vivo mi amor por estas tierras que me vieron nacer, crecer y desarrollarme como persona útil a la sociedad, cada pisada que daba a las hojarascas me llenaba de un placer que tenía tiempo que no experimentaba, deje que mi niña interna se apoderara de mi ser y me imagine otra vez correteando por ese inmenso patio, ese mismo patio donde muchas veces me caí, pero no me importaba y con una sonrisa en el rostro me levantaba, me sacudía la arena de las piernas y volvía a jugar. Ahí estaba inmenso, imponente, radiante y con un amarillo como el mismo sol, ,un Araguaney ( árbol nacional de mi país Venezuela) me quede contemplando su belleza, su fortaleza, hace años cuando mi mama, mi hermano y yo lo sembramos parecía un débil e indefenso arbolito, victima en el pasado del acoso de unas voraces hormigas cortadoras de hojas (bachacos en mi país) en honor a la verdad no pensé que iba a sobrevivir ese arbolito a las embestidas y daños de esos insectos, pero si , hoy en día nos regala la majestuosidad de su follaje y la protección de su sombra.

Caía la tarde y a mi hijo le empezaba a atacar el sueño, nos despedimos de mis tías y primos y seguía aun extasiada con esos bellos árboles y plantas, ahora con unos deseos grandes de volver a mi terruño, a ese pedacito de cielo que era la casa de mis abuelos que tantas veces me arrullaron con sus cantos de cuna contemplando la luna.

Cuando nos íbamos recordé que en este tramo de la carretera estaba la primera casa de mis abuelos que era de barro y bahareque (muy fresca por cierto) fue derrumbada para darle paso a la ampliación de la carretera. Nostálgica me retire del lugar pensado ya nada sería igual la delincuencia y falta de agua acabaron lo que un día fue lugar prospero, y lleno de paz mi paraíso personal.