Una decisión apresurada | Tercera parte.
Anna no puede creer lo que vió, salió despavorida del lugar, tanto así que no se dió cuenta de la presencia de Andrew hasta que chocó con él en la puerta...
La joven se asustó mucho, ¿y como no? Había visto todas y cada una de las fotos que habían en un altar, con velas, tierra, plantas, inciensos, y animales muertos empaquetados en papel trasparente... En las fotos se podía apreciar todos y cada uno de los movimientos de Anna, que había tenido durante toda su vida universitaria.
Andrew de un momento a otro empezó a reír, y Anna se quería suicidar... Las voces le gritaban que iba a morir, porque su destino era ese, morir, por todos sus pecados, y no sólo por eso, si no que ella nació para pertenecer a una secta satánica.
Las ventanas explotaron, al igual que los tímpanos de Anna, puesto a que Andrew había emergido un sonido mediante su boca, que era muchísimo más fuerte que un grito... Era una clase de demonio el cual había hecho semejante ruido...
Anna no podía escuchar nada... Sólo ver los movimientos de Andrew... Anna ya no podía escuchar las voces de su cabeza, pero podía sentir como volvía a sentir esa extraña sensación en su cuerpo, pero está vez no era de picazón, si no de ardor... Su piel ardía, como sí fuera quemada con llamas, punto por punto.
Andrew se dispuso a caminar hasta ella... Anna se deslizaba por el suelo para evitar la cercanía de Andrew, pero le fue imposible... Andrew la tocó, la sostuvo por un brazo, en el cual se le ocasionó un hematoma enorme, que dolía hasta más no poder... Y perdiendo la movilidad de ese brazo.
Anna ahora tenía los tímpanos rotos, un brazo inutilizable, y múltiples marcas que representaban todos los miembros que pertenecían a la secta.
La adolescente no soportaba el dolor, y no tuvo otra opción más que desmayarse...
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-2:40 AM-
Anna despierta, ve a su alrededor y encuentra todo oscuro... Trata de moverse pero no puede, algo la sujeta... Trata de abrir su ojo izquierdo pero tampoco puede...
De un momento a otro las luces se encienden, dejando ver un enorme espejo que se encontraba en frente de ella, y a otras quince personas sentadas alrededor de ella, hablando en otro idioma...
Continuará...
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-Lester.