Desde que me uní a Steemit leí cientos de artículos que referían el trance "normal" por el que pasan los usuarios cuando la creatividad les da la espalda. Ese momento incómodo y por demás displicente cuando las palabras, las fotos o las cámaras de video no ayudan ni motivan a un bloggero extrañado.

Si bien me he resguardado en mi poesía (principalmente inglesa), no siento las mismas ganas que tanto me hicieron feliz a principios de año. Hay quien podría acusar mi bajón anímico en respuesta al bajón del criptomercado. Quizá haya algo de eso, pero no estoy de acuerdo. En las primera de cambio, cuando ni siquiera entendía cómo digerir todo el asunto del STEEM y los SBD, lo que me motivaba era ver y leer el trabajo de otros bloggeros. Incluso, los votos jamás midieron la calidad de mis posts, los comentarios sí.

Después de una recaída física que tuve (síndrome del túnel carpiano) Steemit no ha sido lo mismo para mí y no termino de encontrar la fórmula para volver a aquellos tiempos tan geniales.

Definitivamente la disposición no lo es todo, pues en efecto, estoy 100% abierto a retomar el camino que una vez comencé a construir en esta plataforma, pero por más que intento escribir y leer a otros compañeros, mi mente colapsa y se rehusa a ayudarme, ¿algún consejo?

Para mis lectores más consecuentes no es un secreto que una de mis mayores (y mejores) características era ofrecer mi experiencia con la única intención de beneficiar a mis lectores potenciales, al tiempo que ellos me devolvían buena vibra y mucho apoyo moral y anímico para seguir.

¿Significa todo esto que dejaré de publicar o buscar alguna forma para mejorar? No. Pues me niego a no poder crear una cuenta exitosa por culpa de un mal bache anímico, pero es una empresa complicada, especialmente cuando es la cabeza la que no quiere colaborar.

Me siento perdido porque no sé a dónde ir, qué ver, qué leer, qué escribir. A veces las palabras pasan por mí sin que yo pueda aprehenderlas a ellas y no saben cuánto duele.