¿Por qué creó Dios a la humanidad?
Comprendemos que Dios es infinito. Él es el único ser eterno. Es omnipotente, todopoderoso. Es omnisciente, no hay nada que ahora no sepa. Entonces, siempre lo fue. No tuvo comienzo.
Él y su introducción son la totalidad de la realidad. No hay nada más grande que pueda existir que su ser y su creación.
Un Dios así no quiere nada. Nunca le falta nada. No se aburre de ninguna manera, nunca se siente solo. No hay nada que pueda entregarse para hacerle más total de lo que es.
Dios es la perfección. El es santo. Es perfectamente bueno, justo, amoroso, misericordioso y bondadoso. Cuando pensamos en la belleza, supera nuestra imaginación. Cuando pensamos en las virtudes, es infinitamente más virtuoso de lo que podemos comprender.
Debido a estos atributos, debe ser glorificado. La única acción apropiada de cualquier criatura frente a tal Dios es dejarse llevar por su valía y responder con profunda admiración, humildad y asombro.
Dios ahora no necesitaba crear al hombre. No le falta nada. Pero es herbal para que la perfección sea glorificada. Los seres angelicales que él creó llenan los cielos y lo glorifican y recompensan. Ni siquiera pensarían o desearían hacer otra cosa. Imagínese estar frente a un ser que es más asombroso e inspirador que todas las cosas más asombrosas y maravillosas que haya presenciado u observado, traído colectivamente y luego mejorado en un rango ilimitado de veces. Ese es Dios.
Es a base de hierbas para él tratar de encontrar la gloria. Crea para su gloria. Actúa para su gloria. Como seres humanos, esta es una noción repugnante en el sentido de que únicamente podemos suponer de él en términos humanos. Cualquier humano que actuara de esta manera sería visto jactancioso y narcisista. Sin embargo, es puro. No puede ser narcisista. Él no tiene precio de toda gloria por su mera bondad.
Dios creó al hombre para su gloria. Y está redimiendo al hombre pecador para su gloria. Un día, cuando su obra esté completa, todos los que se salven junto con los ángeles estarán ante él en su nueva creación y serán llenos de alegría, amor, asombro y alabanza más allá de nuestra imaginación más salvaje.