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Arte y escritura es un concurso creado por @solperez quien busca despertar la escritura creativa en steemit inspirada en obras artísticas. Si deseas unirte a este lugar de encuentro, de narrativa, poemas o reflexión, puedes revisar Concurso de Arte y Escritura #92.

En esta oportunidad invito a @crisvera, @bossj23 y @ositomoso. Para esta ocasión yo escogeré la obra de Zinaída Serebriakova titulada Retrato de Lola Braz realizada en 1910.

_{Fuente: Wikipedia De Zinaida Serebriakova - http://www.wikipaintings.org/en/zinaida-serebriakova/portrait-of-lola-braz-1910, Dominio público}
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Aquella mirada

Era más que sus ojos, era esa mirada penetrante y filosa que te quitaban hasta las ganas de conversar.

Siempre me sentía intimidada cuando aquella mujer llegaba de visita con sus trajes ultraconservadores que no sé porque siempre combinaban con sus ojos azules. Tampoco puedo dejar de resaltar su sonrisa enigmática de Monalisa. Parecía que siempre llevaba el mismo plan de incomodarme.

Yo solía ponerme nerviosa pero seguía pintando. Le hacía preguntas o relataba cualquier historia que me hubiese ocurrido y ella respondía con un “sí” o un “no”. Siempre un monosílabo que no me indicaba nada. A veces, podía utilizar una interjección que me dejaba en las mismas.

La paleta de colores en el lienzo era un reflejo de mi temperamento en los días en que Lola pasaba por la casa.

La había conocido en el liceo cuando estudiábamos bachillerato. Nunca me había fijado en sus ojos porque nunca fuimos amigas pero creo que ella pensó que sí lo éramos y por eso cuando empecé en la escuela de artes ella me visitaba. ¡Qué perturbadora era su presencia!

Cierta vez, como era su costumbre, apareció en mi casa. Le abrí la puerta y fuimos directo al taller donde solía trabajar. Dejé el boceto que estaba haciendo y agarré un lienzo en blanco y la empecé a dibujar. Ese día yo no hablé; sencillamente empecé a pintarla y le pedí que no se levantara de la silla hasta que yo terminara.

Entonces, se reposó sobre una mesa y creo que ni respiraba. Fueron seis horas de trabajo pero lo logré, allí estaba ella con su mirada escalofriante, su cabello recogido y bien peinado, y su sonrisa DaVincesca. Noté que sus dedos eran preciosos y logré dibujar perfectamente una de sus manos.

Al terminar le mostré su retrato y ella sólo dijo: “bien”. A mí me pareció que había quedado perfecta. Le pedí que se llevara el lienzo como un regalo pero Lola se negó a hacerlo con un gesto de su cabeza. “Quedátelo” fue su única palabra.

Desde ese día Lola dejó de ir a la casa y no puedo negar que me sentí aliviada.

Sin embargo, al transcurrir los meses en que Lola no iba a visitarme me preocupé y busqué su dirección. Fui a su casa y me enteré que se había mudado de ciudad.

Era increíble pero Lola me hacía falta. Su miraba me intrigaba y sus respuestas monosílabas o de una palabra me perturbaban pero movía mi espíritu creador. Logré crear escenas que plasmé en varios lienzos sólo con su presencia. ¡Sí, extrañaba a Lola!

Tomé el lienzo donde la había retratado y lo coloqué en la misma silla donde se había sentado por última vez. Hablé con la pintura e imaginaba sus respuestas.

¿Qué será de su vida? ¿Estará bien? Nunca le pregunté qué hacía ni qué deseaba hacer.

Dejé el cuadro de Lola sobre esa silla para que su mirada filosa alterara mi espíritu creador y de mi paleta surgieran nuevas combinaciones para pintar.

Gracias por tu lectura. Bienvenido tu comentario.

¡Saludos infinitos!

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