Hoy había un joven de mi edad (empieza la identificación, mi empatia ), estudiante universitario (Cómo yo), de ingeniería; por lo menos no como yo. Se encontraba muy ansioso, es ése paciente que llama la atención debido a la preocupación de su vida y del entorno en el que está viviendo. Estaba grabando lo que estamos diciendo (cosa incorrecta ), fue cachado y capturado y su audio borrado, un fue poco regañado por el doctor pero se justifica de esta manera:

• Doctor, no voy a mostrarle esto a nadie. Sólo lo quiero tener para volverlo a escuchar y asi poder recordar que es lo que tengo, poder buscar en internet y entender qué es lo que tengo.
• Papá, nosotros ahorita estamos hablando en un lenguaje médico pero cuando terminemos la revista la doctora va a venir y te va a explicar todo lo que tienes hasta que lo logres entender, tranquilo.
• No doctor, usted tiene que entender. No importa cuántas veces me explique lo que tenga, a mí se me va a olvidar por eso quiero grabarlo y el celular lo recordará por mi, por siempre. - el paciente hablaba con secuencia y contenido lógico, pero era lento y difuso la forma en que ideaba y expresaba sus pensamientos. Estaba bradipsiquico y bradilalico. - Doctor déjeme contarle todo sobre mí.

Así inició, y mientras él hablaba yo me dispuse a examinarlo. Él contaba la historia con frustración, por lo lento de sus pensamientos, saboreaba cada palabras que decia; las decía y las escuchaba, ponía fecha y hora a los sucesos y los contaba con lujo y detalle. Estaba tan concentrado en lo suyo que no se daba cuenta que la gente de bata blanca a su alrededor estaban hablando entre ellos y no con él, y no escuchaban. El líder de los doctores pidió silencio y atención al paciente quien contaba día por día su enfermedad y todo lo que fue perdiendo.