Fuíste un personaje único y extraordinario. Locutor versátil, animador estrella, alegre y vital, franco y directo, tan lleno de buena vibra. Quizás yo solo era una adolescente cuando hacías tu carrera en la televisión y en otros medios de comunicación, pero igual supe de ti más adelante cuando crecí, cuando falleciste inesperadamente y todo el mundo hablaba de Renny, el que se fue y pudo ser nuestro conductor de vidas. Y es desde allí que me pregunto: ¿Cómo hubiera sido el destino de Venezuela en tus manos?. ¿Cómo sería nuestro país hoy día, querido Renny?.

Presiento que un país próspero, porque las ideas que tenías cuando aspirabas a la Presidencia, eran extraordinarias, las ideas de un ciudadano común, de las personas de a pie que tan solo deseamos un bienestar y crecimiento sin egoísmos para nuestra Venezuela, sin intereses personales ni avaricia de por medio, con trabajo y seguridad desde todo punto de vista para todos sus habitantes.

Quizás hoy me siento un poco triste y nostálgica al escribirte estas líneas, ese saborcito de lo que pudo ser y no está, hace que vengan lágrimas a mis ojos, esas lágrimas del anhelo de lograr ese país que soñaste y nos mostraste que si podía ser, con sacrificio, conciencia y mucho compromiso de cada quien, el país donde todos lucháramos por nuestra felicidad sin dañar al contrario. Hoy más que nunca, urge ese pensamiento hermoso que quisiste inculcarnos y no lograste completar.

Me despido no sin antes bendecirte y pedirte que nos rocíes con las gotas de tus pensamientos desde allá donde te encuentras, gracias por mostrarnos que si hay un mundo decente y posible, donde todos podemos coexistir sin dañarnos y siendo prósperos. Te mando un abrazo apretado y cálido, gracias por darme la inspiración para esta pequeña misiva.