Despedida

La muerte siempre ha tenido conmigo una relación pacífica, muy pocas veces he querido recriminarle su presencia en mi vida, y esta fue la más reciente. En marzo de este año falleció uno de mis más queridos amigos, yo me lo esperaba, olafito estaba enfermo, pero no lo hizo más fácil de sobrellevar.

Olafito era un perro muy guapo y extremadamente fiel. Recuerdo que su mayor placer a parte de que le hicieran cariño era simplemente estar sentado al lado de uno. Bajo el sol, bajo la lluvia, de día o de noche, Olafo siempre estaba dispuesto a hacerle compañía a todos los que quería y más aún si le dabas de regalo un pedazo de coco. También recuerdo como se asomaba su nariz por encima de la ventana de la cocina cada vez que se preparaba pollo. Olafo fue un gran fanático del pollo... Los 24 y 31 de cada diciembre lo metíamos a la casa para que la bulla de los fuegos articiales no lo asustara de más, una navidad se metió a la cocina y se robó un pollo entero que había quedado destapado en la hornilla, mi madre se molesto mucho, pero todos los demás pasamos la navidad riéndonos de toda la preparación que tuvo que hacer Olafo para robarse el pollo. Muchos son los recuerdos que compartí con este hermoso can.

(La foto no es la más guapa, y no el perro no fue ciego, simplemente lo agarre a mitad de un estornudo y no pude evitar guardarla.)

Se que suena a gafedad, pero que difícil es saber que el perro que has tenido por una década en tu vida ya no estará en la puerta de tu casa esperándote simplemente para estar contigo. La sensación de vacío que queda cuando no escuchas sus aullidos de noche ni lo ves persiguiendo pájaros, no para cazarlos, sino por el simple gusto de tener que perseguir. Coño es extremadamente doloroso. Me pareció hasta un poco injusto, Venezuela en su crisis, no había como encontrar la doxiciclina y para cuando la encontramos ya era muy tarde, no se recuperó pero nos duró un tiempito más.

Mi hermano y yo vivimos lejos de Barinas, donde estaba residenciado Olafo junto a mi madre, de los dos solo yo tuve el gusto de despedirme porque me toco hacer un viaje fortuito. Dentro de todo la muerte es respetuosa y le da un último aire a la gente para que se despidan. Pude jugar con el un rato más, con la pelota que tanto lo obsesionaba, bañarlo, y darle cariño como es debido; se veía recuperado, pero en cierta medida sabía que es ese último aire, un último empujoncito que le dan a los que se están despidiendo.

Unos días después del duelo respectivo, le hice este homenaje a quien tantas noches veló por nosotros:

I
Te toco emprender el vuelo
pues ya te llego la hora
¿Cómo harán los que te lloran
pa mandar cariño al cielo?
Estamos todos de duelo
pensandote a cada rato
el dolor lo desbarato
escribiendote un poema
y aunque la tristeza quema
aquí te haré tu retrato
II
Aquí te haré tu retrato
de palabras y recuerdos
pa que veas que yo me acuerdo
de tus ojos y tu olfato.
Cuando yo te hacía el maltrato
de la pelota esconderte
no te quedabas inerte
ibas corriendo a buscarla
y sonriendo al encontrarla
te alegrabas de tu suerte
III
Te alegrabas de tu suerte
y con la chata jugabas
largas batallas librabas
con esos mordiscos fuertes.
Y ya te llevo la muerte
con su duro y frío lazo
eres uno de los trazos
que brilla en el firmamento,
anhelo cada momento
y cada perruno abrazo.
IV
Y cada perruno abrazo
yo guardo con devoción
es muy grande la emoción
que se pinta en este ocaso.
Tu fuiste un picaronazo
y tremendo compañero
un amigo verdadero
perro fiel como ninguno
y así te digo oportuno
Olafo mío te quiero.

Aunque la pérdida fue triste, yo pude mantener la calma principalmente porque pase con mi perro todo el tiempo que pude y quise, sin arrepentimiento alguno. Teniendo en cuenta lo permanente que es la muerte en la vida de todo el mundo, siempre pensé que lo importante era vivir sin arrepentimiento alguno. Por eso y a modo de conclusión quisiera resaltar que es importante disfrutar a todos los seres queridos que te rodean mientras tengas salud y oportunidad. Nunca sabes cuando se irán de tu lado a otros planos ni cuando te toca a ti. Así que aprovecha, sin tanto rollo que en amargura se consumen los años y para después no hay remedio que valga.