ESTATISMO Y SÍNDROME DE ESTOCOLMOsteemCreated with Sketch.

in #spanish5 years ago

Source img:https://lamenteesmaravillosa.com/conoces-el-sindrome-de-estocolmo/

¿Es posible tener amistad con el asesino de tu familia? ¿O con tu violador? ¿Es posible incluso, que tras sus crímenes horribles, le pidas más y más? Sí, es posible. Quizá no estemos muy habituados a esos ejemplos, pero el estatismo imperante prueba que es posible.

Si uno pregunta a un ciudadano cualquiera, un mindundi, un Paco que vaga caminando por la calle, te dirá que no es fan de los políticos. Que el gobierno podía funcionar mejor y lo público deja mucho que desear. Ese sería su esquema mental, con independencia de que el sujeto sea de izquierda o derecha.

Sin embargo, nuestro Paco, es una caja de sorpresas, y pese a ser sodomizado por ese poder que no traga, pide más y más del veneno que le consume. Pide más impuestos; más migajas en forma de ayudas; más atracos para que los políticos endeuden el país; que le aseguren una jubilación que sus hijos no cobrarán.

Paco pide más y más, llegando a hacer buenas migas con el estado. Paco tiene el síndrome de Estocolmo.

Nuestro hombre se acostumbra a ser sumiso. Cabeza gacha y respeto a la ley. Los calientapoltronas del parlamento, vomitarán sobre su cara legislaciones estériles, ocurrencias ridículas para dividir a la sociedad y mantener el poder. También, como no son tontos, harán un poquito de compra de votos.

La corrupción en pequeñas dosis es sana.

Así, nuestro Paco, seguirá entregando su permiso a los políticos para que hagan y deshagan, roben y malversen, prohíban y repriman, privándole de una vida libre y mejor. Su existencia, a partir de ahora, yacerá entre los rígidos corsettes de la burocracia, laberinto del que nunca nadie escapará.

Sin embargo, Paco es feliz. La maquinaria del estado, ha puesto en su cabeza engaños y mentiras, toneladas de propaganda destinadas a mantenerlo sometido y obediente. El no tiene duda: en las próximas elecciones, volverá a votar por los de siempre. Así es como triunfa la mafia. Así manda el delincuente.

El statu quo no se toca. Los humildes con talento, ven como el mundo les coloca un sinfín de barreras, latigazos en su espalda que impiden prosperar a quién trabaja. Por ello, ven la vida pasar. Atrapados en iguales puestos que los mediocres y cobrando lo mismo que los subvencionados sin talento ni ganas.

¡Así es el estatismo! Los no privilegiados que quieren trabajar, son aplastados por la bota de la compra de votos. Un mecanismo intimidatorio se cierne sobre ellos. Una amenaza silenciosa, invisible, perpetua. El secuestrador ha llegado, y no necesita alzar su voz para hacer patente su dominio.