A la Luna de Ayer | Fotografía + Poema
Lectura recomendada en modo nocturno y de forma horizontal desde el celular
No la vi sonrojar como lo anhelaba, tampoco vi todo el eclipse, porque cuando la luna y el sol comenzaban a bailar su tango nocturno, una cortina de nubes grises ocultó a los fulgurosos amantes.
Creo que querían privacidad, después de todo, esta cita no se suscita en tan comunes eones. Ocurre, más bien, en la catarsis de las estaciones, cuando suben sus apuestas quienes en vilo los contemplan y aprovechan para demandar amor y un flamante porvenir.
Ayer la luna tampoco se dejó atrapar, fui otra vez el mendigo expectante, mi cuarto fue el sereno, mi esperanza la creciente y del marfil nacarado plateado, volvió a fugarse el conejo.
Ayer hice de paparazzi, te acosé escondido en mi casa, traté de verte desnuda y sin manta, mientras esperabas a tu catire amante... Vi poco y vi mucho, lo recóndito de tu mundo, la breve mordida del hombre que destapa tu lado oscuro y que es, también, un sedante espumoso envuelto en un abrazo lejano y sin fortuna.
La luna de ayer no se dejó atrapar, sigue huyendo de mí, pero también está lejos del sol, de ese sol que la pretende tanto o más que yo, pero que ayer fue el victorioso. Ayer mientra el sol invadía a la luna y yo buscaba la evidencia descarada de su amorío, un tercero apareció y se los llevó a ambos. El velo del cielo le puso una sábana de algodón para que no me enterara que el tercero era yo.