Admiro tanto las flores,
me gustan de todos los colores,
me encanta el aroma que esparce,
y lo traduzco a sabores.

Admiro tanto las flores,
reflejan la pureza de su belleza,
viajo a un mundo de fortaleza,
en lo personal siento atracción por dos,
una inspira ternura,
si no se tiene cuidado,
puede causar una herida cruel que perdura.

Si se toma de sus pétalos,
nunca se debe apretar el tallo,
ya que ella tiene espinas.

Esta bella flor que he escrito,
es una de mis favoritas,
dedicada para nacer,
dedicada para crecer,
empeñada de evolucionar,
con el objetivo de florecer.

Florece una vez por año,
amo esta bella orquídea,
como amo mi propia vida,
aun sabiendo que morirá,
anhelando la esperanza que nuevamente florecerá.

Por que una flor perfumada un día de su rosal,
con una alegría a una persona querida se la pensaba entregar,
pero al mirar a la flor que mis manos sostenían,
vi como tan triste se ponía,
porque perdía la fragancia,
que desde el rosal urgía.

Cuando vea esa hermosa orquídea,
pienso en ti y se me hace agua la boca,
pero cuando no estas,
se me hacen agua los ojos.

En una isla desierta,
me gustaría estar,
contigo a tu lado llenándome de besos,
para así poderme alimentar.

Tus miradas son besos para mi corazón,
tus sonrisas son caricias para mi alma,
me gustaría ser tu almohada,
para que me abraces por las mañanas.

Eres tu mi dulce melancolía,
llenando mi corazón de gran alegría,
y con esa parte de tu esencia,
hace que me encienda con tu presencia.