Desde que los androides habían asumido el poder en el mundo, todo marchaba perfectamente. Los humanos solo acataban las órdenes y aceptaban que los robots estaban diseñados perfectamente. Su inteligencia, superior a cualquier inteligencia humana, era capaz de resolver cualquier problema y diseñar cualquier plan para superar obstáculos.

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Sin embargo, los androides se percataron que algunos humanos eran capaces de hacer cosas que ellos no podían hacer. Por ejemplo, podían sentir, preocuparse y hasta tener esperanza. La esperanza era una fuerza que podía mover el mundo. Pero los hombres, por pereza, vagancia y hasta por desánimo, no hacían nada con aquel poder que los podía colocar por encima de los robots recién estrenados.

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Entonces, los androides sin poder entender aquella conducta, la estudiaron. De hecho, empezaron a imitarla, ya que muchos de ellos habían alcanzado el poder que tenían solo por su capacidad de observación. De este constante estudio, supieron que los humanos, muchos de ellos, preferían ser gobernados y dejar que fueran los otros los que resolvieran los problemas: que fueran los otros los que trabajaran por ellos. Los androides, sin duda entendieron, que muchos de los problemss de los humanos se debían a esto: no asumir responsabilidades por sus actos y echarle la culpa a los otros.

HASTA UNA PRÓXIMA HISTORIA, AMIGOS