Él subió al autobús y la vio: creyó que veía la chica más linda del mundo. Se sentó cerca y no pudo despegar sus ojos de ella. Ella parecía distante y preocupada. Cuando la persona que estaba a su lado se bajó, él estuvo tentado a sentarse a su lado, pero vio que ella esperaba aquel momento para sacar un papel de su cartera. Lo desdobló y comenzó a leerlo. Inmediatamente, gruesas lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.

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¿Qué dirá aquel papel que la hace llorar tanto?, se preguntó él en el pensamiento. ¿Será una despedida de un amor o la muerte de un cercano, o será una mala noticia de esas que te duelen tanto? La chica lloraba y empapaba el papel con sus ojos convertidos en cántaros.

_Pobrecita, quisiera abrazarla y tomarles las manos, decirle que cuente conmigo, que se apoye en mis brazos.

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Y la chica lloraba al leer la despedida, de un cruel amor que la dejaba herida.

_¿Por qué a mí, por qué nadie me ama, por qué el amor es cruel y mata? -se preguntaba la chica mirando ensimismada, sin ver que cerca de ella un chico deseaba ayudarla.

_¡Ya no creeré en el amor. Desde hoy mi corazón cerrará las ventanas. Que nadie me venga a hablar de amor, que no creeré en nadie ni en nada! Y el chico a lo lejos, con ternura la miraba, deseando hacerla reír y secarle las lágrimas, sin saber que en aquel corazón se estaba creando ya una coraza.

HASTA UNA PRÓXIMA HISTORIA, AMIGOS