La Puerta (Corto 4)

in #spanish7 years ago (edited)
Hola peregrinos de la Vida, les presento otra pequeña historia nacida de la imaginación para uds y para mí, está un poco más larga que sus predecesoras, pero igual espero que la disfruten como yo, cuando ella vino a mí. Saludos.

LA PUERTA

Imagen propiedad del autor

En un apartado paraje, en la falda de la cordillera, bajo el manto del bosque de la ladera, estaba ella cansada de andar buscando esa puerta de la que escuchó hace tantas lunas de alguien que aseguraba venir de allí, y que decía que por eso siempre la alegría estaba pegada a sus ojos. Agotadas sus fuerzas, se deja caer mirando como la luz juega entre las pocas hojas de los árboles. Y sintiendo la brisa fría en todo su menudo cuerpo, recordó que en contraste con esa alegría, ella se había sentido tan desdichada; una infancia temprana en abandono, abusada, ultrajada, sin padres ni hermanos, acostumbrada a tomar ventaja por cualquier atajo, propinando dolor por temor y recibiendo dolor por migajas de amor, de instituciones reguladoras escapando tantas veces, y tantas otras siendo devuelta, encerrada. Pero ella recordó, como para darse aliento y seguir adelante, que esa vez fue distinto. En ese bazar estaba él, con la sonrisa perenne en su mirada, y su larga barba plateada por el pasar de los años. Y corrió por detrás de él y le arrancó, sin ninguna condescendencia, esa especie de bolso que llevaba en su hombro izquierdo. Él tan solo la miró, y la luz de sus ojos le dolió en la temerosa y rabiosa mirada que ella tenía en esos momentos. Y sin saber por qué, como si una fuerza invisible la detuviera, se sintió exhausta, y cansada abrió rápidamente el bolso, y, "no puede ser", pensó, solo habían rosas rojas secas dentro de esa peculiar cartera, rosas marchitas y aplastadas como las que se usan de marca libros, y maldijo su suerte, y él sólo seguía parado allí, sonreía con esa mirada tan cálida, tan llena de un sentimiento bueno capaz de limpiar toda lágrima de dolor, y mientras ella lo veía anonadada, fue sujetada, golpeada, y regresada de nuevo. Esta vez, su encierro fue doblemente asegurado. Y al pasar unos días, mientras caminaba mirando hacia el suelo, cavilando como escapar de nuevo, estaba esa rosa seca, marchita, pero aun así fragante en el suelo. Tirada allí, como abandonada. Y la reconoció, era igual que las del bolso del hombre aquel. ¿Coincidencia? La tomó con cuidado entre sus deditos y, por primera vez en su vida reparó en el aroma de una flor, y recordó el sentimiento de abrigo y de feliz tranquilidad que emanaba la mirada de aquel extraño anciano. Y en ese momento, una voz autoritaria demandó su presencia en otro lugar del recinto, fue sujetada por el brazo y llevada a la sala donde era impartida la orientación psicológica y académica, y allí le presentaron a su nuevo tutor, que con mirada sonriente y esa barba larga plateada aguardaba sentado tranquilo por ella. El sonido del viento en las ramas de los árboles anuncia que debe continuar con su búsqueda, pero ella necesita seguir recordando, ya colocándose de pie para proseguir, vino a su memoria como él siempre le recomendaba evitar quejarse y agradecer más. Él le insistía, "si consigues encontrar y atravesar la puerta que está en las afueras del bosque, saldrás a una montaña tan plateada como mi barba, y podrás encontrar la fuente de la alegría permanente". Ella pensaba que eran cuentos en medio de las usuales orientaciones de un tutor, pero en su corazón de niña quería creer. Los días transcurrieron y se hicieron semanas y estas se hicieron años, y un día le notificaron que su tutor ya no vendría más, sin decirle ninguna razón del por qué. Y fue cuando más se esforzó en cumplir con sus deberes para poder salir de allí a la calle en vez de ir a una prisión, luego apenas saliera ir a buscarlo a él, su única familia, quien le había enseñado a valorar lo bueno de la alegría, a pesar de todo el dolor, y preguntarle cómo encontrar esa puerta de la que tanto le habló. Y casi sin darse cuenta, cumplió la edad para dejar el correccional. La buena conducta que adquirió fue la mejor llave que le permitió salir de allí al cumplir la mayoría de edad. La brisa, ahora más fría sigue soplando. Ya parada comenzó a caminar de nuevo, su corazón late más fuerte, pues sus ojos han divisado un jardín de flores rojas, si, son rosas rojas, seguro que la puerta debe estar cerca, son rosas como las de él, quien siempre le restaba importancia al padecer de ella, y que ahora se reía divertida al recordar como eso la enfurecía y él siempre la calmaba instándola a ir a buscar esa puerta que está, hoy, a punto de encontrar. Y lo siguió recordando, recordó como al salir lo buscó sin poderlo hallar. Fue al mismo bazar donde se topó con él la primera vez. Y un joven de una tienda cercana le dijo que él se había ido de este plano, pero que le había dejado a ella unas recomendaciones. En sus manos, el joven, sostenía la extraña cartera que solía llevar el tutor en su hombro izquierdo. Y ella la recibió con triste gratitud, y al abrirla, estaba un papel enrollado con una rosa roja adentro y decía: "mi pequeña, has llegado tan lejos y tan cerca, cuando tus bellos ojos se posen sobre este escrito sabrás que siempre fuiste amada, y si la noche cayó sobre tu vida, solo era para que valoraras la luz del día, recuerda que la alegría puede ser como una rosa, aun cuando su cuerpo se marchita sigue dando su aroma, tal es su bondad, así mi cuerpo se ha marchitado, más mi alegría permanece, mi alegría está contigo dentro de ti; porque ella brilla cada vez que sigas adelante dejando salir su luz que nos ha mostrado todo lo bueno que hay en los detalles, ah... y deja de quejarte de una vez por todas. Aquí te dejo como llegar a la puerta. Pasarla, te tocará a tí, si tienes las agallas. Ve y encuéntrala. Algunos amigos míos te ayudaran con provisiones. Son mis hermanos. Ve mi pequeña niña, consíguela , que te vaya bien y seas feliz siempre. Tu Tutor". Ya sus fuerzas han sido repuestas, ha comenzado a nevar, pero ni el frío, ni la tormenta de nieve detienen sus pasos hacia la gran montaña de plata, y desde aquí, ella puede ver la hermosa puerta yaciendo incólume en lo alto. Sólo un pensamiento: ¿Adónde me llevará? Fin.

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Bella historia.

Gracias. Tan bella como la rosa que hay en tu corazón y en cada corazón que va abriéndose paso en la Vida.

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