A veces aquello que creemos simple ficción o fantasía es más cotidiano de lo que muchos imaginamos en algún momento. Por eso el Archimago me ha insistido en invitarnos hacia esa montaña donde lo imposible y lo posible están separados por tan sólo una línea trazada en el agua del río de los eventos. Vamos y demos otro salto sin retorno hacia esos parajes llenos de misteriosa magia. Prepárate y abandónate a la idea de mantener tu mente abierta, y sígueme en estas breves historias para ti y para mí. Una mezcla de fantasía, fábula y realidad, con pequeños toques a tu ser.

        Reciban un cálido saludo de corazón lectores de esta maravillosa plataforma. Espero que la estén pasando muy bien. Gracias por el apoyo, por sus comentarios y por seguir siendo parte de esta aventura. Sin más preámbulos, a continuación les dejo otra entrega venida desde los profundos y recónditos lugares de la imaginación. Cualquier parecido con la realidad es sólo pura "coincidencia". 
 

Lluvia de rubíes

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       Tic, tic, tic, se escuchan las gotas cayendo. La lluvia es inminente. Por esta razón, ella prefiere descansar su vuelo que, a duras penas, ha logrado sostener. Por lo que decide colocarse bajo un árbol y observar como las nubes grises van tapando la montaña del Este, su hogar.

       Reina de los cielos en otra época. Ha sido perseguida hasta ver negada su existencia. Su corona de plumas hace juego con las hojas anaranjadas de su arbóreo refugio, es un color muy propicio para mantenerla camuflada en esta época del año. Ella espera atenta a que la tormenta pase.

       En una de sus alas, trae el recuerdo de un intento reciente por apresarla. Por lo que se las ha ingeniado para aprovechar al máximo las corrientes del viento y así planear sobre los árboles con poco esfuerzo.

       Parece que la lluvia está por terminar. De pronto, se escuchan sonidos, voces agudas que pertenecen a la misma estirpe de sus captores. Los pasos se perciben cada vez más cerca de su refugio temporal. Asustada, decide levantar vuelo lo más rápido posible, pero en su apuro no se percata que la tormenta ha decidido proseguir. Y una ráfaga de viento, unida al golpe de la lluvia, la desploma y hacen que caiga como una estrella fugaz moribunda. Y ya en el frío suelo, escucha como las agudas voces de sus captores se acercan justo antes de cerrar sus ojos.

       El tiempo, con su ritmo silente, va moviendo los días; y ella sumida en la misteriosa oscuridad del sueño profundo, lentamente, va volviendo en sí.

       Al pasar unos días, ya tiene suficiente fuerzas para abrir sus ojos. Mira con asombro que está fuera de una jaula. De hecho, observa que su ala herida está inmovilizada por un extraño pedazo de rama que por algún motivo hace que le duela menos.

       Uno de sus captores la mira y con su voz aguda dice: "papá, ¿es un águila?", y otra voz infantil contesta: " mira, busqué en internet y, a pesar de lo flaca, se parece más a un halcón. Aunque sus ojos parecen rubíes, como los que les gustaban a mamá". El papá interviene y les dice: "niñas, creo que esta ave es más bien un a...", y ¡zas!, el movimiento de su ala sana tumba uno de los frascos ubicado sobre una mesa, en un intento infructuoso por escapar del lugar. El padre con voz serena le dice: "Tranquila amiguita, te vas a curar, y pronto te irás a tu hogar".

       De este modo, ella se deja atender y el recelo inicial, paulatinamente, se va transformando en confianza. Todo es ruidoso y novedoso para ella, pero aun así, se siente en calma

       Los días pasan uno tras otro con rapidez indetectable; llegan momentos difíciles, las deudas acorralan, y el sueño de mantener el consultorio para animales silvestres se desborona entre los gastos de sostenerlo y la manutención de las niñas. Este lugar es parte del sueño que él y su esposa fallecida, habían tenido como una de sus metas a lograr.

       La nieve hace su aparición. Su ala está más fuerte, al igual que el apego de las niñas por ella. "Creo que pronto se acerca el momento de despedirnos", comenta el papá viendo la recuperación del ave. Las niñas replican: "papá, siendo un ave tan especial y rara, ¿nos las podemos quedar?".

       Ella, de alguna manera, comprende su sentir. Se mueve alegremente de un lado para otro. Las niñas insisten: "anda papá, se alimenta de alpiste y frutas. Y es nuestra amiga". A lo que el papá contesta: “Ella debe irse, su hogar la espera", mientras le acaricia la cabeza justo donde está su corona. “Lo mejor es mantenerla en secreto, para evitar que alguien con malas intenciones, le haga daño o se la lleve”.

       Pero algo extraño comienza a suceder. A medida que el invierno avanza, su salud comienza a desmejorar, tal vez debido al frío o por alguna infección interna desconocida. Lo alarmante de su recuperación es que se ha vuelto inversamente proporcional al avance del invierno.

       Las niñas hacen su mayor esfuerzo por cuidarla, pero todos sus intentos de verla sanar se vuelven nulos. De nuevo empieza a enflaquecer y nada había que indicara por qué. Está tan quieta, más delgada y en apariencia triste.

       Ella sabe que debe apresurarse para irse a su hogar, su momento llegará muy pronto. Con mucho esfuerzo se arrastra hasta la puerta y con su pico la comienza a golpear débilmente.

       Es un día relativamente cercano a la primavera y aún cae una fuerte nevada, con fuertes ráfagas de viento. "Ni lo sueñes" le dice en un inicio el padre que la observa con atención. Pero tal es su suplicante mirada que él no se puede resistir, y comprende en silencio que debe ir a despertar a las niñas que aún siguen dormidas tras una larga noche fría.

       "Vengan a despedirse, ya la hora de nuestra amiga ha llegado" y las niñas se despiertan de un salto. Se apresuran en levantarse y se abalanzan sobre ella, ambas se quedan un rato abrazándola con profundo amor. Ella siente otra vez esas gotas de lluvia cálida que salen de las nubes de los ojitos de las pequeñas.

       La gran reina hace una reverencia con sus alas abiertas, el padre abre la puerta y el gélido viento aprovecha de colarse dentro de la casa. Ella comienza a caminar hundiéndose en la espesa tormenta de nieve. El padre pensando en voz alta, mientras las niñas sollozan, reflexiona: "algunos animales buscan morir en otro lugar, quizás un sitio más natural".

       De repente, ven una luz arder a lo lejos, como si alguien con una luz de bengala diera señales de su presencia, pero no, más bien es como una llamarada, una llamarada en forma de ave que se aleja hacia el Este, como una espada incandescente que atraviesa la tormenta. Y antes de desaparecer entre las nubes, se da vuelta para sobrevolar frente a sus captores.

       El padre abraza a sus dos hijas, los tres están maravillados. Y en ese momento, el ave reina deja caer de su pico, en forma de gratitud, una lluvia de pequeños rubíes resplandecientes que al caer derriten la nieve. Y el papá con lágrimas en los ojos le grita: "¡Gracias, gracias majestad!", y mirando a las niñas les dice: "eso lo explica todo, ese día les iba a decir y hoy lo corroboré, saluden a la mítica Ave Fénix". La reina parte a su reino por un tiempo más. Mientras, la tormenta comienza a cesar lentamente, y la primavera está a punto de renacer augurando tiempos mejores. Fin.

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Gracias por la bondad de pasar por acá y regalarme un interludio de tu tiempo, un trozo de la aventura de tu vida. Y como siempre, son bienvenidos todos tus comentarios. Nos seguiremos encontrando. Hasta la próxima.