Una larga espera para colmarnos de esperanza e ilusión. En mis tiempo de infancia ansiaba desmedidamente la época navideña, venía con ella la idea de aquel adorno que colocábamos en las cuatros paredes que nos servían de cobijo, con pasión, amor, añoranzas y alegría.

También la nostalgia se paseaba por nuestras almas que a pesar de muchas carencias materiales, mamá, la india blanca siempre adorno aquel rincón con un árbol de sueños y anhelos.

Raíces, sí, eso creo, el árbol de navidad constituía una especie de magia contagiosa de entusiasmo, capaz de encender la llamarada de la solidaridad colectiva, nuestro árbol fue tomando un lugar tradicional para los amigos del barrio y en cada adorno estaba la esencia de los Gómez Guarisma, Gómez Rengel los apellidos de mis hermanos.

Recuerdo con prontitud y a la vez emocionado el ritual de aquellos años. No puedo evitar la humedad en mis pupilas, La orden con suavidad y agudeza femenina lanzaba un petitorio, buscar un trozo de rama con señales de sus frondes. Teníamos ya una recolecta de fragmetos de jabón azul y dos o tres recién comprado y empezábamos entre todos a preparar la espuma de la esperanza para construir nuestro árbol con sabor y calor propio.

Una vez finalizada la mezcla y alcanzar la gruesa espuma emprendíamos emocionados a embadurnar la rama seca. Ese tronco olvidado volvía a la vida para llenarnos de alegría en esos días navideños.

Así años tras años el primer fin de semana de cada Diciembre nos lazábamos a la tarea de dotar a nuestro árbol de los más significativos adornos para alegrar la vista de todos en el barrio.

Entonces el árbol se convirtió para mí un lugar de encuentro henchido de esperanza y un infinito universo de sueño.

SI, cada año teníamos la oportunidad de preparar el Árbol navideño, como lo dije antes, nuestra casita se convertía en el epicentro en aquellos días de natividad, tenía un efecto reconciliador de una verdad tangible, palpadas de necesidades y un momento mágico llenos de luces y esperanza.

Los amigos del barrio siempre esperaban con desmidas ganas el encendidos de luces del Árbol de jabón y las innovaciones de una madre que sembraba su legado de compartir lo que fuese al lado de una buena sombra navideña.

Incluso mi familia materna en aquel año del fallecimiento de uno de mis hermanos mi madre toda hondonada del dolor y nostalgia nos reunió en la vieja sala y juntos en medio de aquel mar de recuerdos, dispusimos seguir lo que nuestro deudo presumía a sus amigos su árbol navideño.

Hoy en día se maneja la expresión de la tendencia, que tiene que ver con los colores que llevaran los arbolitos navideños, allí empieza una interesante interacción de escoger los adornos del presente año de acuerdo a las intención de lo que se desee proyectar, posibilidades económicas y alcance de reciclaje, estas tres son fundamentales en mi hogar.

El minimalismo es un elemento esencial en la tendencia 2.023, además los colores dorado y refulgente marcaran la pauta, al final es concretar la generosidad del calor familiar alrededor del árbol.

Mis hijos disfrutan el confeccionar del árbol, todos tienen su lugar en la tarea de levantarlo, como lo enseño la india blanca, Muchas flores, pencas de colores y la luces. Completando nuestro acompañante una corona de forma de estrella y un pie de árbol que si Dios lo permite siempre habrá algo que colocar debajo.

Venezuela atraviesa una sistemática crisis económica que lamentablemente amilana y disminuye las posibilidades de adquirir rudimentarias nuevas, pero siempre la familia ajusta su presupuesto, pretendiendo conseguir los colores y arreglos de la tendencias actuales, además combinamos con los adornos guardados de años anteriores y esa usanza de revisar lo conservado, también es una costumbre que nos transporta al recuerdo de emociones pasadas.

El segundo de izquierda a derecha. Visualizo su frondosidad, es amplia y visible, el color verde simboliza la naturaleza y a su vez vida, es capaz de despertar emociones por su llamativo semblante, además se deja acompañar con una perfecta combinación de colores primarios el amarillo con su nobleza resalta el destello del indemne árbol, reflejando la inmensidad de la prosperidad, y el Rojo apasionado como siempre abrazando con fuerza el semblante majestuoso en señal de la fertilidad y el amor. En El pináculo una estrella de 8 puntas que armoniza la conexión entre el árbol, los hombres, la naturaleza y los ángeles del cielo que cautelosos nos brinda el mayor espectáculo de la natividad, magia que innove al orbe.