Esto puede resumirse así: la violencia es el producto de la vida no vivida, por el poco valor intelectual, moral, poca enseñanza que se le ha dado a la gente sobre este principio: la no violencia es el soporte de la vida.

El maltrato infantil ha sido en muchos países frecuente, muchas son las escuelas que han abusado con los niños ocasionándoles intimidación, en otros, las violencias contra las mujeres está arraigada, sometidas a maltrato físico y mental, llevándolas a un segundo plano.

En todas las religiones está expresa la violencia con el castigo divino y esto se ha convertido en un boomerang por los fanáticos radicales que apuntan su ira contra todo objeto religioso y artístico.

La violencia contra la naturaleza, destruyéndola sin medir las consecuencias, con grandes contaminaciones ambientales y las talas indiscriminadas de los bosques; la violencia contra los animales, cacerías por placer, por hobbie, han acabado con especies que más nunca volveremos a ver.

Desde el comienzo de la humanidad hemos estado marcados por la violencia, claro ejemplo, Caín mata a Abel, todo esto motivado al egoísmo y la envidia. Guerras por el poder han llevado a países a invadir a otros y destruirlos bajo el nombre de libertad.

Son muchos los países que promueven la violencia como una forma de intimidar a sus enemigos, otros emplean la violencia para tener control absoluto para así asegurarse en el monopolio que le representa el poder, esto es una clara dimensión inmoral que deriva la necesidad de establecer la violencia a costa de intimidar poblaciones con el hambre, miseria, enfermedades. Esto se denomina violencia de Estado y representa una repercusión negativa para toda una sociedad.

No es igual la violencia generada por los animales por su supervivencia, la desatada por la naturaleza que la que provoca el ser humano por el poder.