SEC17/W2| A la hora de tomar decisiones, ¿qué prefieres seguir: el corazón o la mente?

  La toma de decisiones es una de las acciones más importantes que ejercemos los seres humanos porque, a través de esta acción nos aseguramos de que las opciones o en su defecto, alternativas que estaremos realizando; puedan permitir que las eventualidades venideras arrojen resultados positivos a nivel individual o colectivo si así se requiere.

  Tomar una o varias decisiones a veces es complejo y debido a ello solemos acudir a nuestra voz interior porque, sentimos que el corazón o la mente, son nuestros mejores consejeros y gracias a ellos, la probabilidad de fallar en nuestras decisiones es nula.

  Al momento de tomar decisiones, me caracterizo por ser muy analítica y sistemática porque, quiero que esa decisión sea la más certera y, aunque tal vez exista un margen de error, de igual manera me gusta que dichas decisiones sean las adecuadas. En vista de esto, me gusta decir apoyándome del corazón al igual que la mente y, aquí quiero dejar presente que, esta modalidad de decidir no siempre estuvo en mi pero, desde que entendí que es mejor tomar decisiones de manera equilibrada; trabajo diariamente en fomentar esta cualidad en mi.

  Debido a mi respuesta anterior, ya sabemos que sí creo que necesitamos tomar decisiones apoyándonos del corazón y la mente porque, dejarnos llevar solo por una de ellas, no siempre es lo correcto ya que, hay situaciones que ameritan respuestas más racionales y no sentimentales o, de manera inversa. Aunado a ello, es importante tener presente que, también están aquellas eventualidades que no requieren tanta demanda de una de ellas pero, por emplear una modalidad de decisión específica, sin darnos cuenta terminamos abriéndole la puerta a las opciones o alternativas incorrectas.

  Cuando empleamos el equilibrio en nuestras tomas de decisiones, vemos alternativas que nos permiten comprender con más amplitud los objetivos positivos o negativos que van a generar nuestras decisiones porque, cada decisión siempre arroja consecuencias.

  Sin embargo, cuando estamos decidiendo desde un solo costado, existirán muchas cosas que vamos a desconocer y, al final esta pequeña pero muy significante novedad puede que no sea positiva.

  Gestionar mis emociones es muy importante porque, de esa manera puedo evitar perder el control de mis reacciones o emociones. Partiendo de esto, suelo ser más práctica que emocional y, con esto no quiero decir que soy fría o cruel pero, si evito que el sentimentalismo termine teniendo más influencia sobre mi ya que, mientras más emocional sea, posiblemente algunas personas o circunstancias se aprovechen de mi y me perjudiquen. Sin embargo, al ser práctica tengo mejores alternativas analíticas para tener mejor dominio sobre mi y con ello, las decisiones tienen mejor resolución además de que, el centro de poder en nuestra conducta radica en la mente y no en el corazón como nos hacen creer.

  En la vida, todos vivimos circunstancias muy diferentes y, aunque lleguemos a tener experiencias similares con alguien, siempre existirán factores diferenciales y debido a ello, lo que me funcionó a mi, tal vez no le funcione a alguien más por lo tanto; la primera sugerencia sería que no sigan patrones de los demás porque mi realidad no es la misma de alguien más. Aunado a ello, escuchen lo que sea necesario y de acuerdo a lo que estén viviendo, adáptenlo a su personalidad o situación al momento de decidir y actuar.

  Nos hicieron creer que mientras más sentimiento tienen nuestras acciones, mejores resultados tenemos al igual que, mientras más razonamiento contienen nuestras decisiones, menos equivocaciones tenemos. Particularmente estoy en total desacuerdo de esta analogía por ello, soy partidaria de que mientras más equilibrio tienen nuestras decisiones, mejores resultados obtenemos por lo tanto, recomiendo actuar con mente y corazón al unísono.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!

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