ProVenezuela Digital Edición: Deportes Edicion# 2
El deporte es una de las fuerzas impulsoras más grandes del planeta. Es capaz de dividir familias y a la vez es capaz de fundirte en un abrazo con un completo desconocido sin importar su raza, sexo, edad, tendencia política o estrato social. Por eso hoy de la mano de @yirbeel les traemos una nueva entrega de la revista ProVenezuela Digital: Edición Deporte.
El descenso del deporte venezolano
El pasado viernes concluyeron los juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018, en los cuales México se alzó como gran vencedor con 131 medallas de oro. Por su parte Venezuela se hizo con el cuarto escalafón del medallero, con 34 preseas doradas.
A pesar que se trata de una buena ubicación tomando en cuenta que por encima se colocaron dos históricos como México y Cuba, además del local Colombia; sí resulta escandaloso la cantidad tan baja de medallas que logró nuestro país, considerando que en la región de Centroamérica y el Caribe históricamente somos una potencia. Estamos más cerca de países con menor cantidad de atletas que nosotros como República Dominicana, Guatemala o Puerto Rico, que de volver a nuestro sitial histórico.
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Si comparamos la participación en estos juegos de 2018 con la anterior en Veracruz 2014 vemos la gran diferencia. En la cita de 2014, la delegación venezolana consiguió traerse 54 medallas doradas, mientras que 4 años después los venezolanos lograron ganar 20 preseas menos en Barranquilla. Y aquí es cuando salen a la palestra las causas del bajo rendimiento de nuestros atletas.
Para nadie es un secreto la crisis económica, social y humanitaria que sufre Venezuela, y lamentablemente esta crisis hace años ha alcanzado al deporte. Ese pequeño espacio al que llamamos deporte, que por unas horas hace que nos unamos y cambiemos nuestros problemas por alegrías, se ha visto afectado por la situación país.
La realidad es que nuestros atletas no cuenta con el apoyo económico suficiente para entrenarse y foguearse internacionalmente como los deportistas élites que son. Para nadie es un secreto que las instalaciones atléticas en nuestro país son simplemente deplorables y se nos olvida que esto también es clave para ser una potencia en el deporte.
El ejemplo más claro lo encontramos en el boxeo. Resulta inaudito que la delegación venezolana no llevará ni un solo representante de este deporte a Barranquilla, tomando en cuenta que históricamente el boxeo es uno de nuestros fuertes. Y todo esto sucede no por falta de talento o calidad, sino por inactividad. Verán, Venezuela tenía que asistir a un clasificatorio de boxeo para poder asistir a Barranquilla, pero por problemas de logística y viáticos no pudieron ir y nos quedamos sin boxeadores en los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
Queda claro que este descenso competitivo se debe a la delicada situación económica y política que vive el país. El deporte no escapa de esto, las federaciones tienen problemas financieros que les impiden asistir a eventos importantes. Y sin embargo, a pesar de todo esto nuestros deportistas son tan buenos, talentosos y comprometidos que aun así se las arreglan para entrenar en cualquier tipo de condición, sólo por el deseo de representar a su país ante el mundo y dejarlo por lo alto.
Si copiamos el modelo político, económico y social de la Cuba castrista ¿Por qué no copiamos también su modelo deportivo? Podrán no comer ni ser libres del todo, pero nadie duda que son una potencia deportiva mundial, porque para el gobierno cubano el deporte es importantísimo y le dan todo su apoyo y atención. En Venezuela sólo necesitamos eso, apoyo total, del resto se encargan nuestros atletas con su talento natural. Pero al contrario, sólo vemos apatía y cómo los pocos recursos que se dan para el deporte son desviados a los bolsillos del más vivo.
Cuántas alegrías no les debemos a nuestras muchachas de la vinotinto femenina, o a nuestros muchachos de la Sub-20, que como retribución por sus logros son tratados con indiferencia. Sé que con apoyo, nuestro país logrará muchas cosas en el deporte y nuestros atletas volverán a lo más alto del podio.
Leonardo Bonucci vuelve a la Juventus. El jugador italiano vuelve a ser bianconeri tras haber jugado la campaña pasada defendiendo los colores del AC Milan. El trueque pactado entre ambos clubes incluye el traspaso del defensa Mattia Caldara más la cesión de Gonzalo “Pipita” Higuaín al AC Milan por 18 millones de euros, más una opción de compra al final de la temporada por 36 millones de euros.
Cooperstown tiene 6 nuevos inquilinos. Esta semana fueron exaltados 6 nuevos jugadores al Salón de la Fama del béisbol en Cooperstown. Los peloteros que lograron los votos necesarios para dar su paso a la inmortalidad fueron: el dominicano Vladimir Guerrero, el segundo en la lista de salvados Trevor Hoffman, Chipper Jones, Jim Thome, Alan Trammel y Jack Morris.
Geraint Thomas conquista el Tour de Francia 2018. Contra todo pronóstico inicial, el ciclista galés del equipo Sky logró coronarse en el máximo evento del ciclismo a nivel Mundial. A sus 31 años logró hacerse con su primer Tour. El segundo lugar lo ocupó el holandés Dumoulin y en el tercer lugar se posicionó el británico Chris Froome, compañero de Thomas.
Pablo Sandoval se pierde el resto de la temporada. El manager de los Gigantes de San Francisco, Bruce Bochy, confirmó que Sandoval tiene una lesión significativa que requiere cirugía. Esto obligará al venezolano a poner punto y final a su temporada, en la cual logró batear 9 jonrones y empujar 40 carreras.
México campeón de los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018. La delegación mexicana se coronó vencedora de estos juegos al acumular un total de 131 medallas de oro. De esta forma México logró alzarse con un undécimo título. La delegación cubana quedó segunda cono 102 medallas de oro, mientras que los locales de Colombia se posicionaron terceros con 77 preseas doradas.
Arturo Vidal es nuevo jugador del FC Barcelona. El mediocampista chileno abandona el Bayern Münich y firma con el conjunto culé por 3 temporadas a razón de 30 millones de euros. En una operación que pareció salida de la nada, el Barcelona logró el traspaso de Vidal para así terminar de apuntalar su mediocampo de cara al inicio de la nueva temporada.
Lewis Hamilton se lleva el GP de Hungría. En una carrera pasada por lluvia, el piloto británico logró hacerse con la victoria en una carrera que dominó desde principio a fin. De esta forma Hamilton aumenta a 24 los puntos de ventaja sobre su más cercano perseguidor en la tabla general, Sebastian Vettel.
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El Wimbledon los tenistas deben vestir obligatoriamente ropa blanca. Esta es una tradición que se remonta a los aristocráticos orígenes del tenis en el siglo XIX. El All England Lawn Tennis and Crocket Club, sede de Wimbledon y conocido como “La catedral del tenis”, fue quien impuso esta normativa debido a que en sus inicios el tenis era un deporte elitista y estaba muy mal visto que se vieran las marcas de sudor en los jugadores; por tanto se exigió el uso exclusivo de vestimenta blanca ya que era el color que mejor lo disimulaba, por esto es que el tenis se conoce como “el deporte blanco”. A pesar de que otros torneos con el paso de los años empezaron a permitir ropa de otros colores, Wimbledon mantiene esta centenaria tradición como una de sus normativas más estrictas para los participantes. Y en los últimos años esta regla se ha vuelto más estricta aún, al no permitir zapatos, vendajes, muñequeras ni ropa interior que no sean completamente blancos.
Jesse Owens, el atleta que humilló a Hitler
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Corría en verano de 1936 y Berlín se prepara para albergar los Juegos Olímpicos de ese año. El Comité Olímpico Internacional había elegido esta sede en 1931, dos años antes de la llegada del nazismo al poder. Veían estos juegos olímpicos como el regreso de Alemania a la comunidad internacional tras el aislamiento posterior a la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, la llegada de Adolf Hitler al poder transformó rápidamente la frágil democracia de este país en una dictadura unipartidista que persiguió a las minorías raciales y enemigos del gobierno. Estados Unidos quiso boicotear los juegos, preocupados por las cosas que hacía Hitler en Alemania que eran una señal de lo que vendría años después, sin embargo esto no se terminó concretando.
Hitler vio estos Juegos Olímpicos como la oportunidad de mostrar al mundo los éxitos del régimen Nazi y para presumir su creencia de la superioridad genética alemana, a lo que él llamaba la “raza aria”, por lo cual las pretensiones del nazismo de controlar cada aspecto de la vida alemana también alcanzó al deporte para buscar aplastar al resto de las delegaciones participantes, demostrado la validez de sus creencias. Durante 16 días de agosto la Alemania Nazi dejó de lado sus señales antisemitas y sus planes de control global, camufló todo esto para impresionar a los visitantes y dar la imagen de un país pacífico y tolerante.
Todo iba bien según la agenda de Hitler, sin embargo todo se vino abajo cuando llegó el momento de la carrera de los 100 metros planos. Tras el disparo de salida rápidamente se erigía una figura por encima de las demás, que con facilidad le sacaba gran ventaja al resto de sus oponentes. Para el disgusto de Hitler no se trataba de ningún atleta alemán, sino de Jesse Owens, un atleta negro norteamericano. Su carrera, de poco más de 10 segundos lo hizo acreedor de la medalla de oro en la prueba reina del atletismo. Imaginamos a un Hitler congelado, viendo como Owens en un instante echó por tierra el mito de la superioridad aria. Y eso no fue todo, durante los siguientes días Berlín tuvo que presenciar como Jesse Owens se consagraba como la gran figura de los Juegos Olímpicos, al colgarse tres medallas de oro más, correspondientes a las prueba de 200 metros, relevo de 4x100 metros y salto de longitud.
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La participación de Owens en este último evento quedará para la historia, ese salto de 7.25 metros que permanecería 30 años imbatido, ese salto representaba el vuelo hacia la libertad, la libertad frente a la político, a la propaganda, al racismo y la segregación. A Hitler le tocó mirar impotente como un atleta negro, un ser humano al que consideraba inferior, lo avergonzaba en su propio terreno y vio como los propios atletas alemanes felicitaban a Owens y se rendían ante sus hazañas. Hitler decidió no darle la mano al Owens en las premiaciones, sino que sólo lo saludo con la mano, a lo cual Jesse respondió devolviéndole el saludo.
Tras los juegos, Owens volvió a su país celebrado como el ganador que era, pero ni sus 4 medallas de oro lograron cambiar sus status de “ciudadano de segunda”, en un Estados Unidos en el cual la brutal segregación y el racismo seguían intactos. El propio Owens describe en su autobiografía el momento de su regreso:
“Cuando volví a mi país natal, después de todas las historias sobre Hitler, no pude viajar en la parte delantera de autobús. Volví a la puerta de atrás. No podía vivir donde quería. No fui invitado a estrechar la mano de Hitler, pero tampoco fui invitado a la Casa Blanca a darle la mano al Presidente”.
Inclusive se realizó una fiesta en su honor en el lujoso hotel Waldorf Astoria al cual fue obligado a acceder a ella usando el ascensor de carga.
La verdad es que cuando las medallas de oro dejaron de brillar, Jesse Owens volvió al duro mundo real. No hubo contratos millonarios ni acuerdos de patrocinio. Para ganarse trabajó en una tintorería, en una gasolinera y hasta hacía duelos de velocidad contra caballos, antes de declararse en bancarrota. La realidad es que para cuando murió el “Héroe de Berlín”, el hombre que venció al racismo en plena Alemania Nazi; en su país las promesas de cambio social que sus triunfos en la pista encarnaron, seguían incumplidas.
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