45 minutos
Hola mis estimados amigos digitales de la plataforma. Quiero agradecer a los amigos de la Comunidad Latina que propusieron este concurso, y además quiero invitar a @sabrip , @toufiq777 y @almacaridad a que participen.
45 minutos
Si bien no es una rutina, o al menos no como yo quisiera que fuera, sí fue una experiencia que pude cronometrar en unos 45 minutos, por eso se me vino a la mente cuando escuché y leí la temática del concurso.
[45 Minutos]
Podría narrar la parte previa, que duró varias horas, incluso algunas gestiones para prepararnos en días anteriores, o podría describir lo que sucedió después, pero ya no serían los 45 minutos prometidos, así que me voy a referir solo a lo que concierne la publicación.
Junto a mi familia habíamos sido invitados a pasar un día de campo en una parcela ubicada Talhuén, una localidad cerca de donde vivimos en Ovalle, norte de Chile.
Esa mañana, apenas encendimos el vehículo, comenzó a correr el cronómetro... y el hambre.
El lugar en cuestión queda a unos 17 kilómetros de distancia, no muy lejos, pero el camino de tierra y piedra, y los diferentes tramos complicados, hacen que uno tenga que ir más lento.
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La cosa es que habíamos decidido hacer pinchos, brochetas o anticuchos, como le dicen en Chile, y las preparamos en la casa, para que todo fuera más práctico.
Lo que tenía que ser algo práctico y cómodo, se convirtió casi en un juego de rompecabezas de 500 piezas. Mi esposa es súper meticulosa en la cocina, y parecía que tenía que armar cada uno de los pinchos con un patrón específico, como si fuera una conbinación de una caja fuerte: Carne, morcilla, cebolla, pollo, pimentón, chorizo, carne, morcilla, cebolla, pollo, pimentón, chorizo...
Además cada trozo debería tener un tamaño parecido, regular, cuadrado o cilíndrico según el caso, pero casi que con forma geométrica perfecta. No sabía si estábamos armando pinchos, o jugando a armar juegos de preescolar.
Pero nos tardamos tanto en hacerlas, en dejar todo listo, que salimos muy tarde, y como no habíamos desayunado bien, ya al encender el auto, sentíamos que el fantasma del hambre nos susurraba al oído.
Salimos de la ciudad en dirección al campo y si antes queríamos recorrer, descansar, conocer el área, ahora sólo queríamos comer.
El camino asfaltado se terminó a los 10 minutos... luego de eso vino el camino de arena y piedras, unos tramos más complicados que otros, incluso unos con ondulaciones tan continuas y pronunciadas que había que ir muy lentamente, casi contando los resaltos, para no deteriorar el auto.
Así que al contabilizar los primeros 25 minutos de este relato, apenas estábamos llegando al lugar.
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Los deseos de descansar y explorar el lugar -a los pies del imponente cerro Tamaya, el más alto de la comuna- se vieron truncados por un desesperado: "papi, prende los carbones que tenemos hambre".
De tal manera que bajar del auto y encender la fogata fue casi un ejercicio de memoria muscular. Como si lo hubiésemos ensayado.
Con un poco de yesca seca y conociendo lo que hay que conocer de fogatas y parrillas, el encendido de los carbones no fue problema. Pero, obvio, no podíamos poner los pinchos sobre el fuego, así que tuvimos que esperar a que el calor hiciera su magia, y que el crepitar del fuego diera paso a las rojas brasas para poder empezar a colocar los pinchos en la parrilla.
Un proceso que se hace lento, volteando cada vez las brochetas para que no se quemen. Sintiendo como se asa la carne y cada una de las piezas. Revisando que cada una quede en su punto exacto, ni muy cruda ni quemada.
Mientras yo cuidaba la parrilla, mi familia sacaba los refrescos, las sillas, los toldos... todo lo demás que no fuera tan necesario y prioritario como tener la carne al punto para almorzar.
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Cuando comenzamos a saborear los primeros pinchos -que dicho sea de paso, ¡sabían a gloria!, habían pasado apenas 45 minutos desde que girábamos la llave para encender el auto... Sin hambre nos hubiésemos tomado más tiempo... pero en ese momento la que mandaba era la necesidad.
(Fotografías de mi autoría, tomadas con el teléfono Vivo Y18 de mi esposas. Chile)
Hola amigo. Muy descriptivos los detalles de las actividades realizadas para llegar a la parcela del amigo que te invitó a ti y a tu familia a pasar un día de campo con una rica comida de pinchos y que según lo descrito tomó 45 minutos.
Bendiciones para tu vida y familia. Éxitos.
Hola amigo!
Sí, aunque debo admitir que los pinchos quedaron muy muy buenos!
Gracias por visitar la publicación!
Adelante amigo y continúa en el buen camino de crear contenidos de calidad.
Feliz tarde.
Hola @rebertorrivas, un placer saludarte
Excelente día de paseo hacia la parcela de tu amigo para disfrutar de esos deliciosos pinchos, menos mal que ya los traían listos, así les llevo menos tiempo la preparación, cuando tenernos hambre tenemos que hacer magia para recortar el tiempo jajaja, que bueno que la pasaron bien.
Te deseo mucho éxito. Un abrazo 🤗
Jajajaja si! Mil gracias por comentar!