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Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Santiago 1:12
La tentación es una impulso o estímulo a hacer lo malo, a cometer pecado, a hacer lo opuesto a los mandamientos de Dios y principalmente viene por parte de las tinieblas. La tentación en sí no es mala, sino más bien nuestra contestación a ella; puesto que si resistimos se convierte en una prueba superada, la cual recibirá bendición y si sucumbimos a ella, entonces se convierte en una caída frente al mal.
Hay un tentador, el diablo. Sin lugar a dudas alguna, hay un oponente que es el diablo o satanás y su plan es tentarnos y, por lo tanto, hacer caer al hombre de la gracia de Dios, para que este se pierda eternamente:Por lo cual también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano. 1 Tesalonicenses 3:5. Es menester que el diablo no está interesado en tentar a los suyos, lo cual andan realizando maldad, pecado e injusticia; que ya son suyos y, por tanto, no requiere que caigan.
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El hombre se tienta del mismo modo. La concupiscencia se define como apetito desordenado de placeres deshonestos, lo cual sugiere que un hombre en aquel estado es un caldo de cultivo donde puede florecer cualquier tipo de tentación que lo inducirá de forma fácil al mal, que pensará él como varios que esta vida es para disfrutar y que no puede negarse un placer que satisfaga su corazón. Otros más moderados opinan que una vez al año no hace daño y entonces con esta clase de excusas proporcionan rienda suelta a sus pasiones y allí es donde caen ellos mismos.
No os ha sobrevenido ni una tentación que no sea humana; sin embargo, fiel es Dios, que no os dejará ser tentados bastante más de lo cual podéis tolerar, sino que dará además juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. Además, la oración nos ayuda en el objetivo de evadir las tentaciones: Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la realidad está dispuesto; sin embargo, la carne es débil. Y al final Dios además nos permitirá continuar adelante sin desmayar: Sabe el señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio 2 Pedro 2:9.
Y todo aquel que invocaré el nombre del Señor, será salvo. Hechos 2:21.