Un estuche para el amor
Capítulo III
El amanecer llegó más tarde y desde temprano hay mucho que hacer.
La mañana del sábado inicia más tarde que de costumbre para la familia Boster, la noche le robó al día, media docena de horas, esta vez el sol despunta en el medio cenit, en el concéntrico cielo chileno, bañando cada rincón del departamento, a pesar de las cortinas y la espesa cenefa. La abuela, mamá y los niños, pestañean apenas, estrenando el comienzo del día, o mejor dicho del mediodía.
La abuela Mónica despierta con mucha energía, contagiando a todos los integrantes de la casa, enciende por un lado la estufa a la vez que pone a andar el almuerzayuno. Por el otro, promueve una campaña de limpieza y orden que bien que le hace falta al recinto hogareño, que verdaderamente luce caótico, desprovisto totalmente de todo vestigio de armonía.
Delega funciones a los chicos y a la madre, por lo que le asigna responsabilidades a cada uno. Mandó a apagar todos los artefactos electrónicos, distractores de la atención, celulares, tableta, consolas de juego de videos, televisores. Sólo permitió dejar en funcionamiento el equipo de sondo para escuchar música instrumental, suave y melodiosa.
La experimentada matriarca, les hace ver que cada uno está encargado de resolver su propio caos, para lo cual les fue entregado unas bolsas, en las que depositarán los objetos siguiendo un criterio de clasificación, bajo las instrucciones de la abuela Mónica. Lo harán por función y utilidad, y aquellos descompuestos o rotos, irían a la basura para ser reciclados, los repetidos y de poco uso, serían donados a casas de refugios para inmigrantes y / o para los habitantes más pobres de la ciudad.
Los chicos ejecutan la tarea con entusiasmo y con sentimientos de pertenencia, expresando duelo al separarse de sus preciados juguetes, mientras los van acomodando en las bolsas, bajo la mirada vigilante de la abuela Mónica, quien mira con preocupación que los niños tienen tanto apego afectivo por sus juguetes, a pesar de que los tienen en harta cantidad.
Valentina se muestra más dramática aún, que sus hermanos, sus mejillas están más rojas que de costumbre, sus ojos semejan dos lagos cristalinos bordeados por rojizos corales de tanto llorar, ante el dolor que le causa el despojarse de sus prendas, sus estuches de maquillaje que nunca usa, labiales, coletas, diarios calcomanías, muñecos de peluche, pendientes, pulseras, sortijas, collares, carteras de distintos tamaños… y un largo etcétera. Los acomoda en las bolsas entre gimoteos y suspiros, como si fuera la más dura tarea que jamás se le impuso, con su acostumbrada postura automática, como si fuera un robot que se le ha dado cuerda.
Carola efectúa la misma recolecta con la mirada perdida en el infinito, se queda mirando a través de la ventana un par de pichones de paloma en pleno vuelo, observa como dejan a su paso, una estela de plumas blancas que dibujan en el aire una especie de vals de blanquísimos copos de nieve. Piensa en su marido, que debería estar presente en esta jornada de depuración hogareña, pero como siempre no está, lo extraña a la vez que lo odia por su ausencia.
Un par de manos se posan sobre sus hombros asestándole un suave y maternal apretón que la trae de vuelta a la realidad.
_Veo que los chicos están muy apegados a todos esos juguetes y objetos inanimados, más que a los afectos reales que le pueda proporcionar su familia. Les cuesta mucho despojarse de ellos, lo mismo que a ti.- Añade la abuela con preocupación, sugiriendo a su hija que es hora de tomar acciones a fin de cambiar esa conducta equivocada en los pequeños.
_ Si quieren más a sus juguetes que a mí, jeje.- Refutó Carola con ligereza, evadiendo o ignorando la gravedad del problema.
Mónica ve con preocupación lo poco educados que están los niños en la cultura del ahorro, y muy por el contrario, están creciendo en la cultura del consumismo sin ningún control y vigilancia, sin valores de empatía, sin la capacidad de sentir pena, ni afinidad por los problemas de sus semejantes.
_ Debes enseñarle a los niños a crear la conciencia de ahorro, a ser cooperativos, compasivos, solidarios, a ponerse en el lugar de los que menos tienen, no es posible que sean tan materialistas y apegados a los objetos, como si fueran personas.- No tienen amigos, ni vida social. – Continúa Mónica, salvo el contacto que tienen con sus compañeros de estudio y con sus maestros, tampoco tienen relación con la naturaleza, están creciendo en un medio artificial, completamente inorgánico.
Oh, mamá a mí también me preocupa ese excesivo consumismo en el que están creciendo mis niños.- Le responde Carola a su preocupada madre. _ Pero la verdad no sé cómo detenerlo, porque yo también estoy inmersa en esa vorágine materialista, a mí también se me está pasando la vida adquiriendo cualquier cantidad de cosas innecesarias y no sé por qué, ni cómo detenerlo.- Murmura Carola entre sollozos, mientras le resbalan dos lagrimones por las mejillas ruborizadas, echa la cabeza hacia atrás y cierra sus ojos para llorar amargamente.
_ Está bien, está bien hija.- La abraza Mónica cariñosamente maternal, pero a la vez le expresa la urgente necesidad de iniciar un cambio en la crianza de sus nietos, le propone soluciones en lugar de echarse a gimotear con su hija.
_ Bien hija, es bueno que te desahogues y me alegra que te hayas dado cuenta de que tienes un problema en tu hogar, que los afecta a todos por igual.
Mónica es una mujer que ha mostrado interés por instruirse sobre cualquier disciplina académica. A pesar de no tener un diploma universitario, es una asidua lectora, autodidacta, investigadora, amiga de asistir a congresos, seminarios, encuentros sobre crecimiento personal, voluntariado, y con todo lo relacionado a la evolución del espíritu, cuerpo y mente.
Hace yoga, Tai chi, y siempre busca instruirse sobre cualquier disciplina que le permita seguir creciendo como ser humano. Y lo que vale más, es una excelente pedagoga, que le gusta facilitar lo que conoce, a todo aquel que lo necesite, enseñando con amor y altruismo.
Ella enviudó, de su único esposo y padre de sus dos hijos, Carola y su hermano William. Su difunto esposo, el señor Rafael, falleció cuando éstos eran ya adultos, profesionales y con una vida de casados. Él era su única compañía, quedando con un enorme vacío en la soledad de su casa.
Cuando se quedó sola, comprendió que había cerrado un ciclo y se propuso darle un nuevo giro a su vida, comenzando de nuevo, con una actitud positiva y proactiva; sintiéndose útil y con el deseo de ayudar a todo aquel que se topara en su camino. Comprendiendo así, que cada experiencia le permite evolucionar como ser humano. Por lo que Mónica sabe sobre cualquier cosa, e intenta cooperar con sus hijos en la medida que éstos se lo permiten.
De sus dos hijos, Carola es la menor y la más vulnerable William, en cambio, siempre ha sido equilibrado, aplomado y seguro de lo que quiere, vive en Londres con su esposa e hija, donde tiene su propio negocio y mantiene comunicación constante con su madre, y en ocasiones con su hermana, cuando suele contactarla, en esos pocos momentos en los que ella ésta se encuentra disponible para hablarle. La imagen que tiene de su hermana es la de una persona caótica, dispersa y desorganizada, por lo que generalmente prefiere dejarle sus saludos con su madre.
_ Es necesario que tracemos un plan.- Continúa Mónica en su afán de ayudar a su hija. _ A fin de despejar los nudos críticos que mantienen la casa en ese total desequilibrio.
_ De acuerdo mamá.- Le responde Carola con palabras entrecortadas, en medio de un irrefrenable llanto, dándole a su madre, la absoluta razón de todo lo que dice _ En ocasiones siento que estoy sumergida en un hoyo, del cual me es imposible salir, siento que he fracasado como madre, como esposa, ¡soy un verdadero desastre! ¡Oh mamá me siento tan mal! - Se desmorona la conmovida madre, inundándolo todo con sus lágrimas.
_ Lo sé hija, lo sé muy bien, por eso estoy aquí para ayudarte.- Le dice la compasiva madre a su vulnerada hija.
_ Primeramente, debemos comenzar por ti, es importante trazar un plan a fin de que te organices, que te ocupes de ti, que abras un espacio para ti y, luego otro, donde incluyas a Marlon, es importante que renueven su relación, que vuelvan a ser la pareja que eran antes, ustedes dos solos, enamorados, unidos, que el caos natural del hogar, no los arrastre al abismo en el que irremediablemente están cayendo, debes hacerle ver, que él es una pieza fundamental en el engranaje de la familia que formó, y como tal, es tan responsable como tú de llevar las directrices de lo que juntos formaron, que con aportar dinero no es suficiente. Debe involucrarse en todo lo demás, en la educación de sus hijos, en sus inquietudes y padecimientos, en fin en todo lo que implica ser padre y cabeza de familia.
La familia no debe concebirse como una pesada carga que lleva a cuestas una sola persona, sino como una bendición en la que todos sus componentes cumplen un rol fundamental, a fin de mantener la balanza del hogar en permanente equilibrio.
El otro punto son los niños.- Prosigue Mónica con amorosa preocupación. oh, si los niños, están creciendo en un estadio abierto sin límites ni orientación, llenándolos de obsequios materiales, negándoles el afecto, los valores morales que tanto necesitan y que los regalos no pueden sustituir.-
Dichas estas palabras, Carola rompe de nuevo en llanto cuando ya comenzaba a apaciguarse, sus lágrimas borbotean nuevamente, y se deslizan copiosamente por su rostro, que pasó de un tono rosa pálido, a un rojo encendido, lo que denota lo desesperada que se siente al no poder lidiar con la empresa que tiene a su cargo.
Llora hija, llora todo lo que quieras.- Le susurra amorosamente Mónica, con su voz serena y apacible. No reprimas tus lágrimas mi niña, porque luego que vacíes todo ese torrente de emociones, debes calmarte y prepararte, porque tienes mucho trabajo por hacer, ¿vale, mi pequeña madeja de problemas? - La actitud jocosa de la madre le arranca una sonrisa a su hija.
_ Vale mamita linda, me conoces tan bien, me intuyes me descifras, siempre tienes la razón, te pido todo el apoyo en esto, por favor no me abandones, prometo poner todo de mi parte por renovar mi hogar y mi relación, ya verás madre que lo lograré.