Cuando el mundo se detine

Definitivamente hay cosas que nos apremian de diferentes formas, vemos los pesares nuestros como los más grandes y complejos, pero resulta que otros tienen peores situaciones.

Desde ayer se detuvo hasta el virus del mundo cuando mi mundo se convirtió en mi mamá, las personas mayores de nuestra vida que requieren de mayor atención, pues se dió un golpe fuerte y corrimos en su auxilio, los medicamentos, las atenciones, la comida, casi olvidé todo.

Pero sin dejar de orar por el mundo, sin dejar de pensar en todas las personas que necesitan la sangre de Cristo en su vida como protección. Hoy al ver la sangre correr, pensé en que somos tan débiles como el dolor, y a la vez tan fuertes como el amor, pero este hecho me permitió enfocar las plegarias en la sangre de nuestra salvación.

Somos personas de bien, pues al prójimo le deseamos paz y al mundo salud, sin importar rezo, raza o condición, creo que sobre las diferencias, las mafias y las codicias de poder está Dios. Es efímero el tiempo, pero eterno el recuerdo, los anhelos y el amor.

Los caminos que todavía quedan, serán la luz mañana, porque cuando el mundo se detiene nos da tiempo para pensar más en los sueños por cumplir y en los pasos por dar. Hoy amemos a nuestros padres, a nuestros abuelos, con ese cariño que merecen y mas, mañana nuestros hijos nos premiarán con un beso y entonces entenderemos de que se trata la humanidad.