Saludos a todos los steemitas que hacen vida en esta distinguida comunidad. Una vez más me uno a este concurso que promueve @franyeligonzalez, quien nos pide que a partir de la siguiente imagen, escribamos una historia. Esta es mi participación.

Cuando sintió los pasos extraños, y el crujido de las hojas secas, se despertó sobresaltado, miró alrededor y se asustó al no reconocer el lugar donde estaba; se paró de la cama, que olía a sábanas viejas y a encierro: ¿Dónde estoy? Se preguntó; y entonces comenzó a recordarlo todo.

Su mamá Yesenia había llegado, precisamente en el momento en el que su abuela Carmela había salido a comprar la comida de la semana; Joaquín, aunque tenía como tres años sin ver a Yesenia, enseguida la reconoció; bastó que ella le silbara; y a él el corazón le saltó de emoción para correr luego hacia sus brazos.

-¡Maaaaamiiiiii, volviste, mami! -decía eufórico de alegría, Joaquín.

-Sí, hijo, aproveché que mamá Carmela salió, para invitarte a dar un paseo conmigo; ya sabes que ella quiere que me quede aquí en la casa, pero yo no puedo vivir encerrada, hijo, ¿tú me entiendes, verdad? -le dijo Yesenia a Joaquín, con la voz quebrada en llanto.

-Sí, mami, te entiendo, pero no podemos irnos así, sin decirle nada a mi abuela; ella se puede enfermar de mortificación -decía Joaquín, tratando de convencer a Yesenia de dejarle una nota a su abuela.

-Ya, Joaquín, tú eres mi hijo, y tienes que estar conmigo; mamá se pone demasiado intensa; y lo que no quiere es quedarse sola. Por eso, no dejó que te llevara cuando decidí irme de aquí. Así que arregla un poco de ropa y vámonos rápido. No quiero discutir con mamá.

-No, mamá, no me quiero ir contigo. Deseo quedarme con mi abuela; ella me cuida con mucho cariño, no me regaña, me acompaña para el colegio; y no me pega como tú -respondió Joaquín.

-¡Cállate! -le dijo Yesenia -te vas conmigo por las buenas o por las malas.

Joaquín lloraba y llamaba a su mamá Carmela. Pero en el caserío donde vivían las casas quedaban muy distantes unas de otras; así que nadie podía escucharlo.

Yesenia caminó con rapidez por la calle polvorienta, y cuando tuvo señal en su teléfono, llamó a alguien a quien le dijo:
-Recógeme en la estación de servicio de “Los cuatro rumbos”.

Joaquín caminaba despacio. Yesenia perdió la paciencia y lo golpeó duro:

-Vamos, Joaquín, no estoy para malcriadeces -le gritó.

Cuando llegaron a la estación de servicio de “Los cuatro rumbos”, un carro con vidrios ahumados los esperaba.

-Móntate -dijo Yesenia, con voz de orden militar.

-No quiero -respondió Joaquín.

-¡Dios mío! No sé a quién saliste tan testarudo, Joaquín, no me hagas que te castigue -le decía Yesenia, mientras el carro esperaba a que se montaran.

El chofer viendo la resistencia que ponía el niño para montarse en el carro, abrió la puerta, se bajó del mismo y le dio un golpe tan fuerte a Joaquín que lo dejó inconsciente, luego lo cargó y lo lanzó al asiento de atrás del vehículo y salieron de la estación de servicio.

Todo esto lo rememoró Joaquín cuando recobró la consciencia. Fue entonces cuando se asomo a la ventana para ver dónde se hallaba. Nunca había estado en ese lugar. Pero pudo escuchar a su mamá Yesenia cuando hablaba por teléfono y le pedía a su mamá Carmela, mil dólares para que él volviera a estar con ella.

Joaquín lloró pensando en el sufrimiento que esta situación le podría causar a su abuelita.

En ese lugar permaneció tres días encerrado, solo le daban agua y pan.

Cuando sintió que ya todo estaba perdido para él y para su mamá Carmela, escucho la sirena de la policía; se asomó a la ventana, y vio cuando se llevaban a Yesenia y a su marido presos. En ese momento, gritó con todas las fuerzas del mundo.

-¡Auxiliiiiiiiio!

Y los funcionarios corrieron a liberarlo del encierro.

Ahora Joaquín vive como siempre con su abuela Carmela; y Yesenia paga cárcel por secuestro a su propio hijo y soborno a su madre.

Fin

me gustaría invitar a @acostacazorla, @aplausos y @dove11 Aquí la información