Hoy voy a llorar.

No sé cuán en serio lo digo, pero podría considerar que bastante en serio. Hasta ahora no he botado ni una lágrima, pero por dentro siento el ánimo y la esperanza destrozados.

¿Qué tan culpable es la situación país? No lo sé.

Bien: vivo en Venezuela. Aunque el 'vivo' no sé si está bien empleado. Resido (tal vez mejor) en Maracaibo. Tengo un buen trabajo, no estoy casada, no tengo hijos, no tengo "mayores responsabilidades"... y mi pago de la primera quincena de abril me alcanzó para comprar un desodorante.

Sí, es un caos. Era eso o un jabón de baño, o una pasta dental, o tal vez un paquete de toallas higiénicas. ¿Por qué no todo junto, si todo lo necesito? Así estamos.

El caso es que, tal como lo muestra la foto, me siento en una especie de laberinto. Una escalada sin final, sin esperanzas de llegar a algún lado.

No estoy en las peores condiciones —infinitas gracias a Dios por eso—, pero hoy, justo hoy, entré en una fase de desesperación que no conocía.

¡Qué difícil!

Intento estar bien, estar feliz con lo que tengo. Busco conseguir 'marañas', 'matar tigritos' (ojo con los ambientalistas y defensores de animales, es sólo un decir), algo que me permita al menos completar los ingresos para costear los gastos. Pero aparentemente nada rinde.

Llegar a casa, tratar de ver qué comer, tratar de ver qué comprar con lo poco que tienes, tratar de mantener la sonrisa con la que saludaste a la abuela... No, señores. No es sencillo.

Sigo sin botar una lágrima. Tal vez influya que estoy dentro de la oficina y prefiero evitarlo. Sólo espero llegar y poder llorar con calma. De alguna forma hay que drenar las emociones, ¿no?

En fin... sólo quería hacer eso: desahogar este sentimiento de impotencia.

Inicialmente había escrito un post con tono jocoso, al menos entretenido de leer, con alguno que otro chiste entre sus líneas. Pero para colmar mi paciencia y mi sentimiento de colapso, se me borró T-O-D-O y no lo pude recuperar. ☺ 

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