La necesidad de una revolución copernicana en la educaciónsteemCreated with Sketch.

in #spanish7 years ago

La revolución es un cambio o una mutación que ocurre de manera brusca. De acuerdo con la última edición del Diccionario de la Real Academia Española, la revolución puede ser definida como un: “Cambio profundo, generalmente violento, en las estructuras políticas y socioeconómicas de una comunidad nacional.” Por otro lado, la revolución copernicana refiere a la revolución científica que se originó en la Europa Occidental entre los siglos XVI y XVII, en la que la humanidad pasa de tener una concepción geocéntrica a una concepción heliocéntrica del universo. A causa de esto, se conoce popularmente la expresión “revolución copernicana” como un cambio radical en cualquier aspecto. Ahora bien, en el ámbito pedagógico, la revolución copernicana busca girar la atención hacia la realidad del alumno y desmecanizar el proceso de enseñanza.

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Meirieu compara las prácticas pedagógicas tradicionales, en la que el alumno es concebido como un objeto pasivo que recibe los conocimientos sin presentar resistencia, con el proyecto del Dr. Frankenstein, quien crea un personaje con vida a partir de la unión de restos de cadáveres humanos, ya que estás prácticas pedagógicas tradicionales, de acuerdo con Meirieu, son obsoletas y no ofrecen los resultados buscados por los procesos educativos. La verdadera revolución copernicana que plantea el autor, consiste en dejar atrás definitivamente el “proyecto Frankenstein” y la visión de la educación como una fábrica, para empezar a implementarla como una construcción del ser a sí mismo, como un «sujeto en el mundo».

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Principalmente, la revolución copernicana planteada, pretende que el ser humano realice la construcción de sí mismo de forma autónoma y a través de los lineamientos que plantea la cultura a la que pertenece, esboza también la necesidad de ver al aprendiz como un sujeto y no como un objeto que se puede moldear. Para lograr este objetivo, Meirieu sostiene que se deben cumplir con seis exigencias: La primera consiste en entender que el nacimiento de un niño es una nueva oportunidad para la humanidad y que, por lo tanto, se debe evitar convertir la relación filial en relación de posesión y de esta forma dejar de ver al niño como una prolongación del “yo” como expresión del narcisismo humano, así pues, la revolución copernicana se basa en renunciar al querer fabricar un ser que satisfaga nuestro egocentrismo, y acoger al nuevo ser como una promesa de superación.

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La segunda exigencia establece la necesidad de reconocer al otro que no se deja moldear a gusto del maestro, la insistencia por parte del educador para que el alumno se rinda ante la autoridad del maestro va a llevar, inevitablemente al rechazo por parte del alumno.

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Por otro lado, en la tercera exigencia, se destaca la importancia de que la actividad del maestro esté subordinada a los procesos del alumno, esto, sin dejar de lado la clase magistral, puesto que en la enseñanza tradicional, esta actividad representa la mejor forma para fomentar el aprendizaje, sin embargo, refiere que la fuente del progreso intelectual, se halla principalmente en las conexiones que el alumno establece con lo ya conocido, para posteriormente inducirlo a reconsiderar sus ideas. Al mismo tiempo, el autor señala que “enseñar es, siempre, exponer de modo ordenado aquello que se ha descubierto”, es decir, que el maestro desde su racionalidad va a ofrecer un aprendizaje a un alumno, quien lo va a observar como un empirismo hasta que sea capaz de enlazar este conocimiento con su realidad y así convertirlo en un razonamiento que podrá asimilar como suyo.

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Con respecto a la exigencia número cuatro, según Meirieu, ésta refiere a que “nadie puede tomar por otro la decisión de aprender” y que “el aprendizaje deriva de una decisión que sólo el otro puede tomar”, por lo tanto es necesario aceptar sin temor que nadie puede ponerse en el lugar de otro y que la decisión de aprender reside en el individuo. No obstante, en la quinta exigencia se expresa que si aceptamos el carácter independiente da la decisión de aprender, es preciso evadir el mito de la fabricación y que la educación, más bien, según Meirieu, es un “acto que consiste en hacer sitio al que llega y ofrecerle los medios para ocuparlo”, es decir, disponer las herramientas. Por lo que se refiere a la sexta exigencia, la cual está relacionada con la autonomía, el cual es un proceso que nunca termina, el maestro debe encargarse de proveer de herramientas para que el alumno alcance su autonomía en el ámbito educativo, la autonomía se adquiere durante todo el proceso educativo y debe procurarse desde el inicio y no sólo al final, como actualmente está establecido. La autonomía debe conllevar al individuo a estructurarse y a encarar al mundo que le rodea.

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Finalmente, la educación no debe ser vista como un proceso mediante el cual se ‘fabrica un producto’, sino como un proceso de construcción y reconstrucción del individuo por él mismo, en el cual es proveído de herramientas para alcanzar las respuestas que le plantea la cultura en la que está inmerso. A nivel personal, tuve una experiencia como estudiante cuando cursaba el 5° grado de educación básica, donde fui objeto de exclusión por parte de la docente a mi cargo, al no actuar de la manera que ella esperaba, esto debido a que recién había ingresado en esa escuela y me comportaba de forma introvertida, nunca fui proveída de las herramientas necesarias para encontrar mi espacio dentro de ese nuevo grupo de estudiantes. En definitiva, este tipo de casos son evidencia de que la pedagogía requiere de una verdadera revolución copernicana para poder dar respuesta a las exigencias del nuevo hombre en el proceso de autoconstrucción.

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Vivimos en un eterno algoritmo repitiendo siempre los mismos errores sobre como educar

Es así, lamentablemente esto es a nivel mundial.

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Interesante artículo hoy día necesitamos evidentemente una revolución en nuestras escuelas y si! es necesario concebir al alumno no como un depositario de conocimientos sino más bien como un ser al cual hay que enseñarlo a descubrirse y a reinventarse en su propio aprendizaje...

Definitivamente. Al alumno hay que darle libertades para que el mismo se provea del conocimiento que le va a servir más adelante dependiendo de su personalidad y demás características. Es absolutamente improductivo tratar de encasillar a 30 personas diferentes en paradigmas inflexibles que solo los limitan. El resultado de una educación irreductible es una serie de ciudadanos que hacen su trabajo sin verdadero ímpetu, lo que ocasiona, desde luego una gran infelicidad e ineficiencia.

Hola Kim, Muy buen trabajo. En definitiva las fuerzas del cambio pueden más que las instituciones que las gobiernan. Lo que quiero decir es que hoy en día vemos como cada día más personas e incluso niños se unen a la formación autodidacta y basada en aprender conocimiento unitario para el cual tienen o sienten talento. Los cambios se han ido dando paulatinamente lo malo es que llevamos a cuestas generaciones frustradas con sus carreras y que no hayan la motivación necesaria en sus carreras. Si hablamos de los pensum de las principales Universidades en Venezuela dejan mucho que desear. Sin embargo, como bien lo dices siempre que haya un nuevo niño al mundo hay esperanza. Esperemos que los cambios del pensamiento y paradigma vayan cada día orientados a la compresión del ser como individuo y no como uno más que hay que moldear.