Nos despertamos a las 7:00am para alistarnos para la ruta de hoy. Por fin habíamos logrado coordinar una salida que teníamos pendiente con un amigo desde hace meses, así que esta vez no podía haber excusa… Teníamos que bicicletear con Rafa, sí o sí.

¿El desayuno? Empanadas caseras (las estoy aprendiendo a hacer).

Notese una empanada remendada

Comimos dos empanadas cada uno y salimos a encontrarnos en la entrada del Parque Los Caobos para decidir la ruta de hoy.

Decidimos ir primero hacia el oeste de la ciudad y luego hacia el este.

El primer punto era el Calvario.

El Calvario o Parque Ezequiel Zamora, es un zona de esparcimiento ubicada en el casco central de Caracas, cuenta con áreas verdes y varios monumentos, entre ellos el Arco de la Federación.

Arco de la Federación

Para llegar hasta allí tomamos como vía principal la ciclovía que, justamente, termina en el sector donde está ubicado el parque.

Para ingresar con bicicletas al referido espacio es necesario atravesar el portal delimitado por el Arco de la Federación, luego comenzar un ascenso espiral ataviado de esculturas, bustos, plazas, una capilla, una biblioteca y mucha vegetación, este camino nos llevó a una gran estatua de Simón Bolívar ubicada en lo más alto del parque.

Por fin con el pana Rafa

Al alcanzar la cima del parque, hicimos una parada, comimos fruta, interactuamos con un grupo de corredores que habían terminado su entrenamiento y bajamos de nuevo.

Si hay un momento en el que disfruto mucho de visitar este parque es cuando nos vamos, no porque lo quiera abandonar sino porque sus bajadas son un verdadero delirio para cualquier ciclista, pendientes medianas y curvas abiertas, lo que te permite descender sin necesidad de frenar repentinamente. Una bajada continua hasta llegar nuevamente al Arco de la Federación.

Bajando

Tomamos de nuevo la ciclovía y emprendimos nuestra rodada hacia el Este de Caracas.

El siguiente punto era el mirador Valle Arriba.

Nuevamente la ruta principal fue la ciclovía que hasta llegar a Bello Monte, a partir de allí solo utilizamos la carretera de Baruta hasta empalmar con el acceso a la urbanización Valle Arriba donde comenzó un ascenso prolongado que nos obligó a realizar varias paradas. Rafa fue amenazado en varias oportunidades con llevarlo a un entrenamiento de corredores junto a nosotras en ese mismo sector a ver quién se iba a detener esa vez, él se defendía repitiendo que iba a valer la pena y ofreciendo unas bajadas “brutales” cuando bajáramos por el otro acceso.

Finalmente, llegamos al mirador. Verdaderamente el mirador nos brindó una imagen panorámica majestuosa y despejada del cerro El Ávila y de Caracas a sus pies.

El Ávila, parte de la identidad caraqueña

Allí nos quedamos un buen rato, tomamos fotos, conversamos y comimos más frutas, hasta que decidimos iniciar el descenso para comprobar que lo de Rafa no era una oferta engañosa, y la verdad, no lo fue para nada.

Foto por: Rosángela Vizcaya

Foto por: Víctor Lespe

Foto por: Rosángela Vizcaya

Foto por: Rosángela Vizcaya

Las bajadas eran prolongadas, con pendientes pronunciadas aunque con curvas cerradas, fueron todo un espectáculo pues la vía estaba rodeada de muchos árboles que nos regalaron una sombra permanente y una brisa fresca durante todo el descenso.

Una vez abajo, tomamos la avenida principal de Las Mercedes para subir hasta Chacaíto, pero antes, en el Rosal nos despedimos de Rafa, prometiéndonos nuevas rutas, ya que él vivió su primera experiencia en El Calvario y por nuestra parte, fue nuestra primera experiencia en Valle Arriba.

Habitualmente, una vez estando en este punto (Chacaíto), para volver al oeste tomamos la avenida Francisco Solano, pero eso representaba seguir haciendo cuestas y de verdad que ya ni nuestras piernas ni nuestros estómagos podían más, así que decidimos volver a casa atravesando el boulevard de Sabana Grande, que hoy en día debe reconocerse que no suele ser tan congestionado como estábamos acostumbrados.

El último punto, que por cierto, no estaba en el itinerario, fue un Café ubicado dentro de la Galería de Arte Nacional llamado Tribus, es un establecimiento biciamigable , presta un excelente servicio y ni hablar la calidad de los postres y bebidas que ofrece.

La sifrina

Encadenamos nuestras bicis, nos sentamos y pedimos cada uno una bebida fría, en mi caso, una Sifrina (limonada con un toque de jugo de patilla) para rehidratarnos y prepararnos para el impelable café.

Luego de muchas ideas para nuestra próxima biciruta con motivo de semana santa, decidimos pedir el café, pedimos un Antonia (café con leche, sirope de chocolate y un toque de naranja), que por cierto es BUENÍSIMO, compartimos también una torta de zanahoria que estaba muy buena, hablamos un rato más y de ahí, de los que quedamos, cada quien tomó su camino.

Sin esperar mucha, fuimos a pedir el café. Foto por: Rosángela Vizcaya

La experiencia fue más que gratificante, de verdad que una ruta de altura y con compañía de calidad.

Foto por: Rafa Bossio

Cabe destacar el buen clima que nos acompañó toda la ruta, un sol radiante y una brisa que nos acarició desde que partimos hasta que llegamos a casa.

Caracas hoy, nos sonrió con todo su esplendor. Caracas hoy nos amó y nosotros nos dejamos cual amantes deseosos de reencontrarse.

Caracas en bicicleta te muestra otra cara.

Rueda Caracas

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