Cenit de la evolución universal

La diferencia semántica entre las frases “homo sapiens” y “homo sapiens sapiens” (sapiens2) es que la primera significa “hombre que sabe” y la segunda “hombre que sabe que sabe”. El paso del homínido sapiens al sapiens2 significó el salto trascendental que nos llevó a diferenciarnos los seres humanos actuales de nuestros ancestros, que unen la cadena evolutiva entre los simios actuales más evolucionados y nosotros.

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Vale la pena mencionar que nuestra evolución intelectual y demás capacidades cognitivas no alcanzan el cenit en el sapiens2: existe el registro histórico de un hombre llamado Jesús de Nazaret, al cual podríamos considerar un sapiens3 que, por haber alcanzado el conocimiento universal, llegó a ser el ser viviente más inteligente y con extraordinarias capacidades que haya existido. Si bien, nosotros los sapiens2 “sabemos que sabemos”, o sea, tenemos en conciencia que hacemos uso del raciocinio, el sapiens3 logra alcanzar el estado más álgido de conciencia que es la Fe, el poder más grande del Universo con el que se pueden conseguir toda clase de logros.

Un mal necesario

El estado evolutivo actual de la humanidad se encuentra casi que al final de su pubertad, sin embargo, tres cuartas partes de la población mundial aún no se siente capaz de hacerse cargo de sus propias vidas. De esta tarea se han encargado las religiones instituidas desde hace milenios, y a pesar del gran costo social que han acarreado a las civilizaciones, sobre todo en dogmatizar a las masas para que dependan de éstas y así detener su avance y evolución con la que cada quien pueda tomar el timón de su vida, las religiones seguirán siendo un mal necesario por mucho tiempo.
Cada ser humano en el mundo se encuentra en un nivel de ”evolución espiritual” determinado, que atiende a ciertas necesidades existenciales con sus correspondientes roles comportamentales. A cada persona en el mundo nos nace una atracción que viene desde lo más profundo de nuestras conciencias, hacia alguna religión o manifiesto filosófico con el cual nos sentimos confiados en el devenir de nuestras vidas, poniendo nuestros destinos en manos de sus representantes a quienes llegamos a considerar con la autoridad ética y moral suficiente para guiar nuestro rumbo. Al identificarnos con una religión determinada comenzamos a interactuar con su comunidad, adoptando sus dogmas, costumbres o rituales con los que podemos establecer una clasificación que va acorde con nuestro nivel espiritual:

• Nivel primitivo.- su bajo nivel de espiritualidad mantiene al individuo aferrado a sus sentidos carnales, siendo atraído por religiones que buscarán cautivar adeptos haciendo uso de imágenes, aromatizantes, sonidos o música, comidas, etc. Intelectualmente las personas de nivel espiritual inicial incluyen dentro de sus creencias las historias mitológicas, acreditan de poderes mágicos a ciertos símbolos u objetos, como también implementan el tabú y los rituales, convirtiéndose por lo general en personas supersticiosas. Ejemplo de religiones que atraen a personas de nivel primitivo de espiritualidad son el catolicismo y demás religiones cristológicas, que en sus liturgias incluyen cánticos, sahumerios, imágenes de santos o vírgenes cuyos personajes son venerados, o la ingesta de pan en forma de ostia. Otras religiones como la santería y el chamanismo, además de hacer uso de los artilugios mencionados anteriormente, también incluyen el uso de estimulantes nerviosos como tabaco, alcohol, cannabinoides o alucinógenos.
• Nivel medio.- las personas con un nivel de espiritualidad intermedio son más independientes, aunque algunos siguen teniendo ciertas necesidades de orientación espiritual como otros se declaran tajantemente ateos o agnósticos, y por tanto libres de dogmas religiosos. El Budismo es un ejemplo de religión que excluye la creencia en Dios, pero que hace uso de rituales como la emisión de sonidos guturales y símbolos a los que llaman mantras. Los budistas, además del resto de los que rechazan la existencia del Altísimo, no han alcanzado un nivel evolutivo espiritual que trascienda el aferramiento a sus sentidos carnales, inhibiéndose psicológicamente a sentir la presencia divina de Nuestro Señor y, sobre todo, perderse del poder que nos da la Fe en Dios.
• Nivel avanzado.- quienes hemos alcanzado un nivel avanzado de espiritualidad estamos completamente seguros de la existencia de Dios porque hemos sentido su presencia e, incluso, muchos logramos comunicarnos con Él. El tener contacto directo con nuestro Padre y Señor nos desliga de la necesidad de que otro mortal como nosotros nos sirva de guía en la vida, aunque siempre resulta reconfortante intercambiar conocimiento y experiencias con otros congéneres del mismo nivel, ya que con todo y encontrarnos en un nivel avanzado no somos poseedores del conocimiento universal, pero si libres para prescindir del dogma religioso.
• Nivel superior.- pocos seres han pisado este mundo con el nivel espiritual más álgido. El sapiens3, como lo fue el maestro Jesús, es el cenit de la evolución universal, de manera que nada que exista o haya existido en el Universo puede ser más evolucionado. Con el uso de la Fe al más alto nivel el sapiens3 no tiene límites físicos o metafísicos, y es por eso que muchos confundieron a Jesús con Dios. De manera que el nivel de Fe que podamos alcanzar es directamente proporcional al nivel de evolución espiritual que poseemos y lo es también al alcance de nuestros logros.

Los seres que han venido al mundo con el nivel del sapiens3 no tenían que reencarnar como lo hemos hecho el resto de los seres vivos, ya que están libres de karma. Venimos al mundo para cumplir “nuestra misión en la vida” y a estos seres extraordinarios les fue asignada una misión que, por sus dotes, solo ellos podían realizar. Si Jesús de Nazaret no hubiera cumplido su misión dejando su mensaje de salvación: ”ama a tu prójimo como te amas a ti mismo”, quizás hoy la humanidad no existiría; pero la civilización es corta de memoria y hoy más que nunca persiste la amenaza de nuestro autoexterminio. Personalmente hablando, pienso que Dios no se va quedar de brazos cruzados esperando a que esto suceda, de manera que quizás, en su nuevo plan de salvación para nuestra especie, esté preparando el envío de un nuevo sapiens3 si es que aún no está entre nosotros.