Lugares para trabajar

Buscar un lugar para escribir y trabajar siempre ha sido una de esas aventuras de la vida en la que descubro lugares escondidos en algunos rincones del Centro Histórico de Mérida, México, sobre todo cuando quiero variar el lugar de siempre (en este caso, la biblioteca pública Manuel Cepeda Peraza) y cuando quiero tener mi mente ocupada con mis proyectos literarios, de los cuales espero generar ingresos futuros, aunque sean de vez en cuando.

La biblioteca pública mencionada es de amplio espacio; a ella asisten pocas personas a consultar libros o trabajar en tareas u otros asuntos personales. De repente hay eventos, como lecturas o presentaciones de libros, que se llevan a cabo en cualquier momento del día, más ahora que recién me enteré que están laborando en su horario antes de la pandemia. Generalmente es un lugar tranquilo, aunque no falta el ruido de los camiones que hacen su parada en la calle lateral.

Teniendo en cuenta este detalle, a veces recojo mis cosas y me encamino hacia alguna cafetería cercana a casa.

Ahora bien, un factor importante que siempre considero es la relación precios / ocupación, así como el manejo de promociones. Por ejemplo, el Starbucks de la calle 59 con 60 del Centro solía manejar promociones de un café y dona por $60 pesos mexicanos hasta antes de la pandemia; ahora maneja otra promoción de un café y un pan, pero a un precio más elevado. El lugar es genial para escribir y trabajar con un cafecito en mano, pero se encuentra lleno la mayoría de las veces; la última vez (primera vez tras un año y seis meses) que fui solo había una mesa disponible.

Otro lugar que siempre está lleno a toda hora, y al que no he vuelto desde hace más de un año por cierto, es Manifesto. Ubicado en la calle 59 con 68, debo decir que las bebidas que ofrecen son de excelente calidad y la comida una delicia. El espacio es tan relax que te da alegría dedicarte tiempo a ti misma. Eso sí, los precios son un poco elevados, pero la calidad lo valen.

Un último lugar, recién descubierto el día de ayer, es la cafetería Sempere. Ubicado en la calle 62 con 57, en la planta alta de un edificio que está en el lado lateral del restaurante La Chaya, esta cafetería maneja un bonito concepto de "café literario"; tienen libreros repletos de libros. Los precios son variables para todos los bolsillos, y el pan es una tremenda exquisitez que está para chuparse los dedos. Es un lugar muy acogedor, ideal para leer, trabajar o simplemente relajarte en soledad.

Quizás en un futuro busque más lugares en donde pueda trabajar tranquilamente, pero fuera de la zona centro. Por el momento me limitaré a explorar los rincones de mi zona de confort.