Mamá humana, papá lobo (III)
No sé cómo llamar a esto, pero si hay algo que tengo muy claro al ver un puerco o un venado recién muertos en el balcón cada viernes es que me está dando muchísimo miedo. Nunca antes me he visto en una situación semejante, y creo que el individuo que está haciendo esto no ha sido consciente de las consecuencias que surgirían si continúa haciendo... Esto.
No quiero problemas con nadie, ni siquiera con mi casera, quien ha sido muy generosa conmigo al esperar dos meses más para encontrar empleo y pagar las rentas atrasadas. Lo único que me queda por hacer es esperar a que llegue la noche para atrapar al individuo con las manos en la masa y pedirle que no continúe haciéndolo. Pero mientras llega la noche, decidí salir del departamento y sentarme en el parque.
Necesito pensar qué hacer si no logro conseguir un empleo. Ya la señora Penman me ha aconsejado una mañana que dé en adopción a mi bebé y evitarle pasar por muchas penurias; el señor Penman, no obstante, dice que eso no sería necesario. Me habló entonces de una serie de páginas web en donde te pagan buen dinero con el contenido que publiques; esas páginas, me dijo, pagan con criptomonedas intercambiables con el famoso bitcoin. "De eso vive uno de mis sobrinos", me comentó mientras me mostraba el funcionamiento de una de las páginas. "Ahorra lo necesario y lo demás lo gasta en comida, servicios y renta".
Realmente me pareció interesante la página, aunque no creo mucho que pueda vivir de ello. Sin embargo, tenía que hacerle la lucha.
Levanto la mirada hacia el reloj de pared. Son las 10 de la noche. Era hora de apagar las luces y quedarme sola en la oscuridad, esperando a que llegara mi visitante desconocido.
Acomodándome en la silla y cubriéndome con una manta, observo el balcón con detenimiento. No debería desvelarme tanto porque eso podría perjudicar el desarrollo de mi bebé, pero esta situación de tantos cadáveres animales ya está empezando a crispar mis nervios. Al cabo de un rato, me levanto de la silla con tal de ir a la cocina a buscar un poco de leche tibia.
Ya estaba a punto de echarle leche al pote para calentarlo en la estufa cuando veo una figura de gran tamaño treparse en el pequeño balcón. Esa figura cargaba algo en sus hombros... Una enorme bolsa de Dios sabe qué.
-¿Qué...?
La figura levantó inmediatamente la mirada, como si me hubiera escuchado. Sus ojos era de un escalofriante color carmesí. Ambos nos quedamos mirando durante un breve tiempo hasta que la figura poco a poco empezó a acercarse hacia la ventana. Yo estuve a punto de pegar un grito cuando, encendiendo la luz, vi qué era: Un hombre lobo.
-¡Oh, por Dios! -alcancé a decir cuando la bestia depositó la bolsa en el balcón y la abrió ante mis ojos.
Frutas de todas las variedades a rebosar había en ese saco; Manzana, naranja, kiwi, toronja, hasta bananas. Todo eso lo trajo para mí, según entendí por los gestos que empleaba. Lo trajo para que el bebé y yo no pasáramos hambre... Su bebé, ahora que empiezo a caer en cuenta mientras que, mirándole con asombro, empezaba a preguntarme cómo podía ser posible considerando su enorme estatura. Me cuesta imaginar cómo sería el tamaño de su miembro y cómo entraría en mí sin que me doliese.
No sé, todo me parecía tan irreal e ilógico.
-Bueno... Gracias por las frutas -murmuré mientras la bestia se acercaba a la ventana abierta y metía con cuidado el saco -, pero me gustaría que, por favor, no vuelvas a traer animales muertos. N-no quiero tener problemas con mi casera.
-¿O sea que los quieres en distintos cortes?
Le miré con asombro. ¡¿Él podía hablar?!
Yaaa quiero la parte IV! jaja muy buena !
¡Gracias, @sulemna! Esta semana voy a subir otro capítulo :).
No tiene link :( y ya no se puede editar xD ponla en los comentarios xD